Texto publicado en PopMadrid el 15 de agosto de 2006
El otro día fui a ver a Airbag en un minifestival organizado por la Asociación Cultural Xieiro en la localidad pontevedresa de La Guardia, el festival era durante la semana de fiestas dedicadas a Santa Tecla, y se celebró en la cantera de Santa Catalina, justo debajo del barrio de San Cayetano, para que luego traten de laicificarnos.
El cartel, interesante: Chámalle X, Airbag y Suzy y los Quattro.
Solamente vi a Airbag, espectaculares, un poco estridentes al principio pero según fue pasando el concierto mejores, mucho mejores. Acabaron con ese clásico del que ya habló Luis: Marta no es una punk. Me lo pasé en grande.
El precio, 1 euro, casi un precio preconstitucional, me hizo creer que se iba a llenar el concierto, pero no, resulta que no dejaban pasar con bebidas, lo que me parece perfecto ya que había chiringuito dentro, pero no les pareció tan bien a los chavalitos, que se habían dejado todo lo que les quedaba -tras comprar porros, imagino- en botellas. Así que mientras yo cenaba en una terraza les veía pasar con las bolsas del Froiz llenas de botellas hacia el concierto, y luego les veía volver a muchos sin saber la razón, que yo pensaba que era el abusivo precio de la entrada, pero era un tema de bebida.
En el concierto, de público: los 20 roqueros del pueblo, los 20 enterados de música del pueblo y los 20 turistas enterados, más otros 20 despistados y otros 20 de los grupos y organización. Fuera, en la puerta, donde se oía perfectamente pero no se vea nada, unas 250 personas haciendo botelln mirando la negrura del mar y la luna roja por el humo de los incendios
¿Mereció la pena que los organizadores se lo curraran tanto para luego sufrir esa rebelión botellonera? ¿Merece la pena programar algo que no sea verbenero en unas fiestas de un pueblo? Creo que merece la pena, aunque casi siempre el resultado es muy ingrato, y la verbena gana. Hace mucho tiempo, en el mismo pueblo, hicieron otra prueba, mucho más descabellada que el punk-pop de Airbag, que fue la de traer a tocar a Esclarecidos, a los que fui a ver emocionado ya que era la primera vez que los veía y era (es) de mis grupos favoritos. El público arruinó el concierto gritando ”marcha, más marcha” tras un perfecto Por amor al comercio.
Y el viernes que viene, en otro extraño minifestival, tocan Sex Museum con un montón de grupos, para mí, desconocidos. A ver qué pasa.