Archivo de la etiqueta: cine

José Martínez: El libro y la película

Texto publicado en Jot Down en julio de 2012

Dentro del género de las novelas de la nebulosa que inaugura Ramón con El hombre perdido creo que la peli y el libro de los que voy a hablar deberían estar entre sus obras maestras: Elisa, vida mía de Carlos Saura y Calle de las Tiendas Oscuras de Patrick Modiano. Ambas obras caminan a tientas entre la niebla; como dice Ramón en el prólogo a la novela antes citada: “Hay una realidad que no es surrealidad ni realidad subreal, sino una realidad lateral. En los sindulios del beloferonte no hay más que huevos fritos y lógica bostezante”. En esa realidad lateral es donde se mueven las obras de Saura y Modiano (lo de los sindulios del beloferonte no tengo ni idea de qué es, pero la verborrea de Ramón es tan brillante que me apetecía ponerlo. Si alguien lee esto y sabe qué es, que lo explique si hace el favor en un comentario).

Si en la novela de Modiano el protagonista buscándose a sí mismo cambia de nombre y casi de personalidad cada diez páginas, llamando a docenas de puertas que no llegan a ningún lado y tirando de hilos casi invisibles que le llevan a ese oscuro pasado de desocupado en el París ocupado y la posterior huida a Suiza a través de las montañas nevadas, donde deslumbrado por la nieve…

Seguir leyendo en Jot Down.

Escuela de rock

Texto publicado en PopMadrid el 16 de noviembre de 2008

Es curioso que muchas veces las visiones extremas y humorísticas sean las que mejor reflejan algo, un poco como hizo Lubitsch y su «Ser o no ser» con el nazismo, salvando las distancias, claro, hizo Linklater hace pocos años con el mundo del rock. «Escuela de rock» es la mejor visión del rock que se ha hecho en la historia del cine, y ya ha pasado a formar parte del grupo de películas, con «Fuga de Alcatraz» o «La gran evasión», que, las pongan las veces que las pongan en la televisión, siempre las veo y siempre las disfruto, a pesar de lo excesivo a veces de Jack Black y, sobre todo, del repelente doblaje de Dani Martín, de El canto del loco.

Lo siento mucho por Nick Hornby y su «Alta fidelidad», pero «Escuela de rock» le da mil vueltas. Que la pongan por la tele todos los sábados después de comer, por favor.

Los analfabetos de la Academia de Cine

Texto publicado en PopMadrid el 19 de diciembre de 2007

Billie Holiday, Elvis Costello, Sarah Vaughan, Ray Charles, The Smithereens, Serge Gainsbourg, Björk, Sarah Brightman, Christian Death, Sinèad O’Connor y Marc Almond, entre otros, han grabado versiones del clásico Gloomy Sunday, del compositor húngaro de entreguerras Rezsö Seress. Yo no conocía la canción, pero mi hermano -una de las pocas personas con ciencia infusa que conozco- me llamó desde Londres al conocer las nominaciones a los Goya de este año, para comentarlas, y me dijo que qué curiosa la nominación a canción original de una llamada Gloomy Sunday, cantada por la bella Lucía Jiménez en la película «La caja Novak», porque él conoca una canción de Billie Holiday que se llamaba igual. Evidentemente era la misma (158 versiones en Allmusic) y hoy han tenido que retirar su candidatura al Goya en el ridículo más increíble de la historia de la cinematografía española, ya que además han retirado otra canción de otra peli. Escuchemos al gran Costello:

¿De verdad ninguno de los académicos o votantes conocía alguna de las versiones de gente tan conocida como la del listado de arriba y pudo avisar de la metedura de pata que estaban cometiendo? ¿No eran tan listos, no eran ”el mundo de la cultura”, no eran intelectuales? ¿No se exige ningún papel, ningún registro, a la editora de una canción para presentarla a un premio? El Estado se incauta de parte de mi sueldo para pagar a todos los botarates de la Academia de Cine, y lo único que tienen que hacer en todo el año es ver las pelis españolas que se estrenan, ponerse de gambas a la gabardina hasta las trancas, y organizar los Goya. De sus tres cometidos solamente realizan bien el de comer gambas. Le propongo a Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia de Cine, o a quien organice los Goya, que tenga la decencia de irse a su casa, de dimitir, o mejor, que apunte a toda la junta directiva de su academia, a eso, a una academia, pero de alfabetización para adultos. Me sentiría mejor si el dinero que me roba el Estado lo gastara en educar a nuestros intelectuales.