Archivo por meses: diciembre 2007

Nothink ”Spotlights” (Aloud, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 21 de diciembre de 2007

Tras una misteriosa introducción instrumental de un minuto comienza ”Spotlights”, segundo disco del grupo madrileño Nothink tras ”Bipolar Age”, doce canciones plenas de vigor y sonidos irritados, a medio camino entre el hardcore y el indie-grunge más apasionante. A veces oculta tras las agudas guitarras se levanta la fantástica voz de Juan Blas, que va alternando gritos y susurros para recitar las letras de las canciones, letras conceptuales sobre un mundo desolado -quizá demasiado prototípico- pleno de tecnología, soledad y opresión.

Las canciones que resultan más atractivas son las que se acercan más al rock americano de los noventa y dejan de lado los truenos del hardcore, sobresaliendo esa demoledora pareja de canciones, la tres y la cuatro, Polaroids y Enemy’s Meeting Point, en donde, siguiendo el doctorado de Dave Grohl, consiguen, en la primera, con ese inicio de guitarras tan espetacular, lograr una extraña mezcla entre Led Zeppelin y Lagartija Nick realmente inolvidable; mientras que en la segunda, con los violines de la Filarmónica de Kiev apoyando la melodía, casi aparecen rastros de Demonios Tus Ojos, con esa voz suplicante llena de dolor. La otra joya de la corona de ”Spotlights”es Kill! Kill!! Genocide, rápida, de heavy-rock, con guitarrazos sincopados y un final de guitarras tan brillante que convierte a esa canción en la mejor del disco, y al resto de las canciones casi en meras acompañantes de semejante obra maestra.

El disco sigue por esos derroteros, a veces ruidistas, a veces indie, rozando lo británico en canciones como The Skyline, o la balada heavy en ese extraño blues llamado Gold Lebannon, pero siempre con las guitarras en primera línea -ya que el acompañamiento clásico es más adorno que carne en las canciones, como, por otro lado, no poda ser de otra manera-, con Queens of the Stone Age o Foo Fighters como compañeros de viaje.

Un disco de un rock espectacular, comercial, intenso, eufórico y melancólico -como dicen en su página de red-, con varias canciones que dejan a clásicos ajenos como Spin the Black Circle en pañales.

Los analfabetos de la Academia de Cine

Texto publicado en PopMadrid el 19 de diciembre de 2007

Billie Holiday, Elvis Costello, Sarah Vaughan, Ray Charles, The Smithereens, Serge Gainsbourg, Björk, Sarah Brightman, Christian Death, Sinèad O’Connor y Marc Almond, entre otros, han grabado versiones del clásico Gloomy Sunday, del compositor húngaro de entreguerras Rezsö Seress. Yo no conocía la canción, pero mi hermano -una de las pocas personas con ciencia infusa que conozco- me llamó desde Londres al conocer las nominaciones a los Goya de este año, para comentarlas, y me dijo que qué curiosa la nominación a canción original de una llamada Gloomy Sunday, cantada por la bella Lucía Jiménez en la película «La caja Novak», porque él conoca una canción de Billie Holiday que se llamaba igual. Evidentemente era la misma (158 versiones en Allmusic) y hoy han tenido que retirar su candidatura al Goya en el ridículo más increíble de la historia de la cinematografía española, ya que además han retirado otra canción de otra peli. Escuchemos al gran Costello:

¿De verdad ninguno de los académicos o votantes conocía alguna de las versiones de gente tan conocida como la del listado de arriba y pudo avisar de la metedura de pata que estaban cometiendo? ¿No eran tan listos, no eran ”el mundo de la cultura”, no eran intelectuales? ¿No se exige ningún papel, ningún registro, a la editora de una canción para presentarla a un premio? El Estado se incauta de parte de mi sueldo para pagar a todos los botarates de la Academia de Cine, y lo único que tienen que hacer en todo el año es ver las pelis españolas que se estrenan, ponerse de gambas a la gabardina hasta las trancas, y organizar los Goya. De sus tres cometidos solamente realizan bien el de comer gambas. Le propongo a Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia de Cine, o a quien organice los Goya, que tenga la decencia de irse a su casa, de dimitir, o mejor, que apunte a toda la junta directiva de su academia, a eso, a una academia, pero de alfabetización para adultos. Me sentiría mejor si el dinero que me roba el Estado lo gastara en educar a nuestros intelectuales.

Paul Davy ”Oblivious” (Paul Davy, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 9 de diciembre de 2007

”Oblivious” en un disco de pop clásico con pequeños experimentos en otros géneros; fijándose en los dos grandes pilares del género, The Beatles y The Kinks, Paul Davy consigue un disco muy agradable de oír y con un nivel medio en las composiciones realmente alto, en donde no destaca una canción sobre otra, lo que también hace, por lo tanto, que no haya ningún tema que te cambie la vida al escucharlo.

El disco empieza con la primera sorpresa, un blues pantanoso, que con la voz blanca de Paul resulta extraño a la vez que sofisticado, para pasar luego al centro de la obra, ese pop de raíz beatle pasado por el tamiz o, mejor, espejo, de Oasis y que, con la voz tan Ray Davies de Paul, más parece un disco cantado por ese marciano llamado Malcolm Scarpa con reflejos del gran Steve Wynn. Toda esa parte del disco, con canciones realmente de mérito, como ese folk florido con final soulero llamado Till I Awake, o la segunda canción, Time and Time Again, que, a pesar de un tedioso solo de guitarra, logra, por momentos, emocionar, son la parte más brillante de la obra. También rondan la perfección Davy Boy y I have the Proof, quizá la mejor canción del disco, con una preciosa guitarra y unos toques manchesterianos que la diferencian del resto.

Además de la primera canción, en el apartado de rarezas se pueden meter un reggae británico y una extraña cancin de rock gótico sin eyeliner, que pegara más en el repertorio de Evanescence que en este disco, pero que en ningún momento rechina dentro del disco. Luego están las canciones en español, rarezas por estar cantadas en nuestro idioma, pero estilísticamente dentro del núcleo duro del disco; en la primera, la preciosa Recuerdos corrompidos, se parece cantando por su acentazo al mítico singers singer Matt Monro y su Alguien cantó con su silabeado tan característico. La otra en español es un poema musicado cantado a dúo con una chica, un buen final para un disco interesante que hace querer más.

Tarik y la Fábrica de Colores ”El hueso y la carne” (Mushroom Pillow, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 2 de diciembre de 2007

Uno de los discos más esperados de año, ”El hueso y la carne”, no defraudará a los que, tras ”Sequentialee”, vieron en Álvaro Muñoz al gran compositor de pop que todos necesitaban. Diez canciones de un pop clásico e infalible, realizadas con un gusto exquisito, y llenas de guiños cultistas a la historia del rock, homenajes que no eliminan en absoluto el goce de las canciones por parte de los no iniciados, ya que la inmediatez de las canciones flota por encima de cualquier adorno.

Los clásicos llegan desde la primera canción, Tiene que pasar, con un ritmo muy rocanrolero y esa genial estrofa que dice la del pan con mermelada, la del abrigo de Zara, la que se queda dormida con mis películas favoritas, o la tercera, Tormenta esta noche, con un título y un estribillo tan de 091 que da gloria oírlo y, sobre todo, ganas de verlo en directo. Además de las dos canciones anteriores, sobresalen también Vuelta a los colores, que para Pigmy seguramente sea la canción del año, y Agosto, por ejemplo, que es la mejor canción de ”El hueso y la carne”, tan buena que parece de José María Granados, y con una letra preciosa. Solamente con estas cuatro canciones, quizá añadiendo la maravillosamente californiana Fontaine, Fontaine, ya da para decir que estamos ante una gran obra.

También sobrevuela por el disco el fantasma de Los Planetas, quizá a través del estudio donde se ha grabado el disco, El refugio antiaéreo, y la colaboración en el disco de varios miembros del grupo. Esta influencia se ve sobre todo en dos canciones, Anticipo, cantada alargando las sílabas al estilo de J, y en la séptima canción, Antes de la niebla, más reposada y ochentera, y una de las mejores canciones del disco. Quizá las guitarras sucias de las que hablaba la promo es aquí donde se vean más fácilmente.

En resumen, un disco mucho más compacto que el anterior, aunque igual de variado, que nos muestra a un compositor vibrante, capaz de meter en un mismo disco más de tres buenas canciones, algo que, tal y como está el panorama, es para subirlo a un pedestal y sacarlo en procesión por las calles de nuestro barrio.