Archivo por meses: diciembre 2008

Quique González. Sota. Caballo. Rey

Texto publicado en PopMadrid el 28 de diciembre de 2008

Cuando todo se junta para que un concierto sea un éxito, la mayoría de las veces suele serlo. Así que si juntas a un público entregado que canta y se sabe de memoria todas las canciones de un concierto, que juega a adivinar antes que sus amiguitos cuál es la siguiente canción por el primer acorde que suena (como unos plastas que tenía detrás), con un repertorio elegido por los asistentes al concierto votando en la página de red del músico -repertorio que ya cubre media docena de discos-, con una banda muy compenetrada y un protagonista tan tímido como carismático, con una sala acogedora -a pesar del guardarropa- con un magní co sonido, y con las fechas navideñas, si no tienes un éxito no tienes perdón de Dios.

Quique González iba a actuar un solo día, vendió todo el papel -además de reducir el aforo el
Ayuntamiento- por lo que puso otra fecha más en Madrid, y ayer me enteré que ha añadido otra fecha más, el martes.

Palomas en la Quinta, Salitre, Y los conserjes de noche, Kamikazes enamorados, Hotel Los Ángeles, Pequeño rock & roll, La ciudad del viento, Personal, Miss camiseta mojada. Todas, todas las mejores canciones de Quique González menos Aunque tú no lo sepas sonaron ayer en Joy Eslava, es decir, una absoluta gozada para cualquier seguidor del músico madrileño.

No sé si quedarán entradas para el martes, pero me estoy pensando seriamente volver a verlo.

Profesor Popsnuggle «El fin de las colonias africanas» (Lucinda/Subterfuge, 08)

Texto publicado en PopMadrid el 21 de diciembre de 2008

Cuatro años han pasado desde «El turismo», el primer disco de Profesor Popsnuggle. En estos cuatro años el grupo ha eliminado la pátina ye-yé que recubría sus canciones para dar un salto de veinte años y ofrecernos en su nuevo disco, «El fi n de las colonias africanas», un disco de pop nostálgico, conservador y ochentero.

Modelo total de esa nostalgia ochentera es la primera y mejor canción del disco, Nuestras Vidas, lamento por la juventud perdida, Hora punta en el metro, Qué nos va a pasar, Ya soy mayor, aquel esponjoso modo de cantar del cantante de Los Limones, Modelos, Santi Campos, «Si pudiera volvería a revivir, aquellos días en los que nada era gris».

El disco se mueve en casi todas las canciones por los mismos cauces, por las composiciones más atinadas de Nacho García Vega, como en la preciosa Agua Pasada, o como en Ferrol (segunda canción con ese título, y casi tan maravillosa como la de Los Limones), que contiene una de las frases más valientes de los últimos años, confesional y provocadora a partes iguales: «Como antes como era antes. Y creer en nuestro amor. Y casarnos en Ferrol. Como antes soñaba cada tarde.»

La Armada Invencible parece sacada del segundo disco de Secretos, para pisar un poco el acelerador del optimismo y la velocidad en Has Perdido El Tiempo y Si Estás Cerca, más cercanas ambas al powerpop de Mr. Snoid, algo que también pasa en la estupenda Me Da Igual, de guitarras cristalinas previas al final del disco, un instrumental que no pega mucho en el disco.

Una de cosas que más enriquecen a «El fi n de las colonias africanas» es la variedad en los autores de las composiciones, algo que, dentro de la uniformidad pop del disco, ofrece diferentes puntos de vista de una misma cosa. Es una pena que hayan dejado el ye-yé, pero «El fin de las colonias africanas» va a tener mucho más recorrido que su anterior disco, sencillamente porque las canciones son mucho mejores.

Klaus & Kinski «Tu hoguera está ardiendo» (Jabalina, 08)

Texto publicado en PopMadrid el 18 de diciembre de 2008

Son la revelación del año, no hay duda. Y eso que Klaus & Kinski han hecho el mejor disco de los años noventa de la historia del rocanrol español. Poco importa que estemos a 2008 y
hayan pasado ocho años ya desde el n de la década, qué más da, también «Picnic Caleidoscópico» es de mediados de los ochenta, veinte años más tarde de cuando tenía que haber salido.

A pesar de la unidad que guarda «Tu hoguera está ardiendo» es un disco muy variado, casi disperso, con catorce canciones casi sin desperdicio -quizá solamente la nula gracia del desagradable bolero Mengele y el amor-, en las que atmósferas aguadas y paisajes británicos pelean con resquicios de electro-clash y shoegaze constumbrista, para lograr el perfecto collage casi más del olvidado Alfonso Buñuel que de Max Ernst.

Aunque no desentona en ningún momento con el resto de la cuadra Jabalina, ni con el sonido Abrigueiro, Klaus & Kinski es un claro salto adelante para ambos. Es difícil hablar de las canciones, del irresistible hit que es Nunca estás a la altura, con ese soberbio final de guitarras de «La luz en tus entrañas» mezclado con parapapás, o la Austrohúngara Rocanrolear, o el country con fritanga de Flash-back al revés, con alguna terrible frase como «Tú me vas a envenenar, tú me vas a destrozar, tú me has hecho vomitar, nananá». No faltan tampoco ecos del tedio de Dinarama o de la linealidad de Joy Division en las preciosas Cruci xión o Ronnie O’Sullivan, ni de la estremecedora y atmosférica voz de Ana D, que recorre todo el disco en la voz de Marina Gómez (este es el disco que Ana D hubiera tenido que hacer si hubiera tenido sangre en las venas).

Llega la parte nal del disco y uno se encuentra sin parar joyas, canciones que debieran ser éxitos en cualquier radio, como la gran La mano de Santa Teresa de Jesús, tan genial en su instrumentación tremendamente pop y en su estructura tipo Los Planetas, como en su historia «Voy a hacerme un abrigo, con las pelusas de tu ombligo». Esta canción es una obra maestra. Casi tanto como lo es la última canción, Sintigo o sin ti, que te deja tanto con los tan pelos de punta como cuando uno escucha Un agujero en el cielo o En cualquier esta.

«Tu hoguera está ardiendo» debiera ser un regalo obligatorio esta Navidad en toda casa que se precie de tener decencia y gusto musical.

Pipirigallo, nana a una estrella recién nacida

Texto publicado en PopMadrid el 16 de diciembre de 2008

En mi última excursión por MySpace, que es la página con el diseño más feo de la historia de internet, desde la página de Corazón, donde estaba escuchando las nuevas canciones subidas, me he puesto a cotillear en sus amigos (solamente tienen 11 destacados) y he dado a un tal Pipirigallo, del que no tenía noticia y del que solamente tengo ahora sus preciosas canciones en español, portugués e inglés, ya que no he encontrado nada sobre él por la red.

Se anuncia como folk/pop en la página, bajo un paisaje nevado, y eso es, soft pop sesentero, del que practican sus colegas Serpentina, o Wild Honey, o los ya citados Corazón, como en la magní ca primera canción de su per fil, llamada Praia Farol; con toques espaciales tipo Parade, como en Mientras canto una nana; y con Vainica Doble siempre como gran guía espiritual, como se puede ver en esta letra de la canción antes mencionada, Mientras canto una nana:

«No voy a darte un Ferrero Rocher, ya es hora de irse a la cama. No seas rebelde pequeño marqués, voy a cantarte una nana. Rueda que te rueda el Ferrero Rocher sobre las mantas de la cama. Duerme que se duerme el pequeño Manuel mientras le canto una nana.»

Habrá que seguir la pista a este Pipirigallo.

Apuntes sobre Liberace

Texto publicado en PopMadrid el 10 de diciembre de 2008

A la avalancha de biopics roqueros que nos acechan, Serge GainsbourgThe Runaways y Bon Scott, se une la del pianista del candelabro, el genial y repulsivo Liberace, que según parece estaría interpretado por Michael Douglas. En un primer momento puede chirriar la elección, pero cada segundo que pasa me parece mejor para el papel.

Hace dos años en unas navidades que pasé en Sidney encontré en la librería de viejo Elisabeth’s Bookshop su autobiografía, titulada sencillamente «Autobiography» (leí el libro meses más tarde, es uno de los peores libros que he leído en mi vida) y me la compré, claro. También en esos días me pillé un dvd, «Liberace, Live In Vegas 1978». Me enteré de la existencia de Liberace por la portada y la canción del primer disco de Intronautas, Nunca conocí a Liberace, que me parecen perfectas ambas.

Luego, también en aquellas vacaciones, viendo la correcta y pedante película de George Clooney sobre un periodista, en una escena aparecía el plasta de Liberace. Y mi hermano me contó al volver a Madrid que también salía el del candelabro en los extras de una edición que se acababa de comprar de «Ha nacido una estrella». Era horrible, el pianista del candelabro estaba por todos lados.

Así que ahí va Liberace tocando en su mejor y más grimosa manera el clásico de Kurt Weill y
Bertolt Brecht, Mack the Knife:

Y las Nancys Rubias, Corazón de hielo, vídeo rodado en el Liberace Museum:

Intronautas, Nunca conocí a Liberace, que si no es el vídeo o cial debería serlo. Qué bueno: 

Les Philippes «Odisea Ultramarina» (B Core, 08)

Texto publicado en PopMadrid el 10 de diciembre de 2008

La gran novedad de este fantástico tercer disco de los catalanes Les Philippes es el cambio de idioma, que, aunque apuntado en su anterior disco, en «Odisea Ultramarina» ya inunda completamente los surcos del disco. Lo que no cambia es la calidad de las canciones, que sigue siendo notable y en aumento.

«Odisea Ultramarina» muestra con total naturalidad un luminoso Mediterráneo de psicodelia suave y surrealismo socarrón, barriendo bajo la alfombra las aristas de la vanguardia para dejar solamente a la vista los chaflanes noucentistas y las curvas modernistas, partiendo siempre, como dice Usuario Amor, de «una realidad que muchas veces parece irreal».

Lo mediterráneo viene de ciertas construcciones que a veces se asemejan a aquellas de los soberbios dos primeros discos de La Búsqueda; la psicodelia amable vendría de la mano de Los Iberos o CRAG como referentes clásicos, como en las preciosas Siempre quise llevar sombrero y Es difícil, y de Pigmy y Corazón como compañeros de viaje en 1,2,3, Ficción!; José María Granados y los Beatles en las clásicas Silbar tu nombre, Alfombra de cristal o Philippe Aronnax.

El disco avanza maravilla tras maravilla, con voces como de Los Brincos por todos lados, y estructuras e historias nunca ajenas del todo, pero sin tanta acidez y cubismo, a las de El niño gusano, acercándose a un fi nal más roquista del disco, prologado por la preciosa y dylaniana En los estancos no se puede fumar. Se llega así a Las aventuras el abuelo Rogelio, cantada al estilo de Santiago Auserón pero con toda el alma, como, por otro parte, todo el disco, de Los Negativos, que tiene una habanera como coda que te devuelve a ese mundo de «Novio a la vista» que ya aparece en la preciosa portada del disco.

«Odisea Ultramarina» está tan lleno de éxitos que extraña que no sea un recopilatorio de singles de un grupo con diez discos. Pero no, es un disco de 2008, uno de los mejores discos de un año que ha dado joyas similares y familiares como «A propósito de Garfunkel» o «Diska».

Josele Santiago y Sus Menudencias ”Loco encontrao” (Volcán, 08)

Texto publicado en PopMadrid el 8 de diciembre de 2008

Josele tiene una trayectoria tan impecable y está ya tan de vuelta de todo, que parece que cualquier cosa que saque se aprueba sin más por la multitud de fans que idolatran al músico malasañero. Pero es que la calidad de su obra nunca llega a rozar un nivel de emergencia por baja calidad, quizá solamente su anterior disco, ”Garabatos”. En ”Loco encontrao” vuelve a estar en el nivel estratosférico de antaño.

Josele es un clásico que no se parece a nadie, solamente a él. Donde algunos imitadores resultan chocarreros él muestra su perenne sorna, donde otros sacan a la calle modas y cosas raras él se muestra tan moderno en su clasicismo que apabulla. Solamente su esnobismo -cuando decir Josele siempre fue antónimo de snob- a la hora de abusar de las desinencias en ”ao”, que en algunas canciones quedan bien, cañí, pero que en otras puede echar atrás en su disfrute, lastra ”Loco encontrao”.

Menos lineal y más intenso que su anterior disco, ”Loco encontrao” nos lleva por los trillados caminos del rock, del blues y del jazzbandismo de piano-bar tan clásico en Josele, y las canciones cuentan las historias de siempre, unas en primera persona y otras en segunda, historias de culos de mal asiento, de perros y peces, de amistad, amor y resacas, de pereza por todo, de cosas en las que te metes aunque sepas -como Maqroll– que van a acabar mal, de excursiones papirofléxicas al baño, del antirromanticismo tecnológico y oficinesco (aunque aquí siempre sea mejor escuchar La funcionaria o aquello de ”A ti te mandan rosas y son de invernadero, a mí cartas de amor escritas en ordenador.”) o de la sorpresa de la madurez.

Frases y canciones geniales como la confesional Loco encontrao; las preciosas historias de perros de Bernardo (”Lámeme y te sobo, encantao. Tuve un perro bobo que ahora anda extraviao. Extraviao, como yo. Perro idiota. Asustao, despistao”) y Mar de fondo, con sus nostálgicos aullidos; Vuelo de volar y su homenaje a los amigos caídos; y Siendo güeno, en donde Josele se encarna en un Trenet castizo y cupletista (”Me quedo en casa. Discos de jazz. Es lo que pasa si te aburre trasnochar”).

”Loco encontrao” nos devuelve al Josele socarrón de siempre, al compositor iluminado de ”La vida mata” y al intérprete con voz cascada que tantos adoramos.

Mi ampli: Sansui A-80

Texto publicado en PopMadrid el 2 de diciembre de 2008

Hablemos de nuestros equipos musicales, algo que imagino los lectores de estas páginas cuidan al detalle. ¿Cuáles son vuestros cacharros?

Yo al que más cariño le tengo es a un ampli Sansui A-80 Integrated DC Servo Amplifier que compró mi padre a mi hermano mayor a finales de los setenta o principios de los ochenta y que sigue funcionando como el primer día, y van treinta años (debe ser el amplificador que más ha reproducido AC/DC de la historia). Veo por internet que es una marca con cantidad de seguidores, y que hacen reediciones de modelos de los sesenta, y mi modelo todavía se vende por más de cien euros por la red, algo que me sorprendió cuando decid escribir esto.

El Sansui ahora lo pongo menos, y casi siempre estoy con un homecinema Panasonic DT-110, además de la castaña de mi ordenador. También tengo otra minicadena Technics un poco chatarrera que casi no uso.

De platos, tengo que traerme de Galicia un fantástico Dual de los setenta que tengo allá. El compañero de batallas del Sansui ha sido desde el inicio un Philips 977, que sigue también al pie del cañón, aunque ahora uso también un Pioneer PL-990, que acompaña al Technics antes mencionado.