Texto publicado en PopMadrid el 22 de octubre de 2008
Once canciones tiene ”Working to Speak”, once pequeñas joyas con las que la gaditana Marina Gallardo araña con su voz los oídos de todo al que tiene la suerte de que le caiga sus manos este disco.
Los arañazos llegan ya desde la primera canción, X Song, donde el piano machacón y un enfurecido violín eléctrico a lo El diablo en el ojo ocultan la voz de Marina, logrando el mejor momento del disco en un raquítico minuto y medio de precioso rock. La calidad del disco continúa en todo lo alto con el primer trazo de folk-pop, Stones, cantado con dejadez y con una producción deslumbrante -por lo barroca-, donde ya empiezan las repeticiones de frases en los estribillos, como en la otra joya de introspección folk, Bloody Moonshine.
Casi no se puede dejar pasar ninguna canción, ni el pedal steel de 12 Old Whiskey, ni la preciosa canción de caja de música que le encantaría a Kristin Hersh, llamada About Days, donde entre el triángulo de Paco Loco y los truenos guitarrísticos de Remate, ”What is the time, if it doesn’t talks about days”.
Todo el disco, desde la portada, transita por terrenos blancos, como en los paisajes de Revern, térreos y áridos pero calientes, gracias a la voz de Marina, aunque a veces se separe un poco de las canciones y rechace la pasión para ser un número más en una lista, como en Savana Song, donde la presencia de la voz, un tanto como en ”Hake Romana” -de quien a veces bebe largos tragos-, trata de buscar otra sonoridad que el disco no parece necesitar.
Guitarras, bombos, platillos, y la voz debajo, Waved In The Tree se alía con la primera canción del disco y con la grungeana In A Frame Of My Real Temp para buscar y encontrar toda la belleza del rock de los noventa que Marina Gallardo tiene en la cabeza, mostrando en este trío de ases lo mejor del disco. Ya solamente quedan Winter, con su guitarra china, magnífica, Moon’s Wolf, donde Remate le pone todo el jugo circense a la canción con los sintetizadores, jugando a la feria de pueblo, aunque luego dichos sintetizadores terminen arrastrados por el viento, y el final Working To Speak, donde Marina ruega como una niña, como nosotros, que no se acabe el disco.
”Working To Speak”, de una madurez insólita, es un disco de gran fortaleza, a pesar de su apariencia frágil, en el que Marina Gallardo se revela como una estupenda compositora, y una tremenda directora de orquesta dirigiendo a su productor y músicos hacia cordilleras poco exploradas, pero de una belleza arrolladora, sin errar ni un solo grado.