Texto publicado en Jot Down en jujio de 2011
Siempre pensé que nadie de mi familia había luchado en la Guerra Civil; hasta que una vez, yendo a ver el Puente de la Culebra con mi padre, viendo unos restos de unas posiciones nacionales que hay por allí, me dijo que una vez en los sesenta había estado en esa zona de la Casa de Campo con mi tío abuelo Pepe, y que emocionado le había enseñado las trincheras donde había estado un tiempo peleando. Así que no tengo mucho trauma sobre nuestra guerra; mi familia la pasó tranquila en Galicia y Portugal. Tampoco sé que haya habido monjas, curas o militares. Somos una familia rara. Así que me atrae la Guerra Civil por la fascinación de las guerras, como al Gervasio de Madera de héroe se me pone el pelo como a Limahl al oír una marcha militar.
Las armas y las letras es el mejor libro sobre la Guerra Civil que he leído, y también el mejor manual de literatura española. Se me escapó aquella primera edición de 1994, pero esta la he agarrado bien. Si el Diccionario de las vanguardias en España es el bombardeo de neutrones primigenio que me hizo girar la cabeza hacia mil artistas olvidados, el libro de Andrés Trapiello ordena todos esos neutrones en una narración por entregas, en la que la habilidad del autor es tal que por muy repulsivos que sean los actos cometidos por falangistas en Salamanca, artistas en Valencia, exiliados en París o extranjeros en Madrid, lo primero que haces al acabar cada capítulo es ir a Iberlibro a buscar los casi siempre desaparecidos libros de los protagonistas.
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