Archivo de la categoría: PopMadrid

The Who en el geriátrico

Texto publicado en PopMadrid el 11 de junio de 2007

Está causando sensación por internet una version del clásico My Generation, de The Who, hecha por un grupo de ancianos británicos para un documental de la BBC, llamado «The Great Granny Chart Invasion», realizado para llamar la atención sobre el abandono y desprecio que a veces sufre la gente mayor. El grupo se llama The Zimmers, y la versión no está nada mal. Ahí va el vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=zqfFrCUrEbY

Y para disfrutar del original, un directo del 67 en el Marquee:

Christina Aguilera contra The Strokes

Texto publicado en PopMadrid el 28 de mayo de 2007

Asqueado en las tenues noches de Estocolmo por el monopolio de heavy de uñas pintadas de la MTV, en el hotel donde se hospedaron The Beatles cuando todavía no habían arruinado su carrera dejándose bigote, mi hermano Miguel rebusca idioteces en YouTube, y encuentra un interesante mashup (dícese de la típica estafa que practican los raperos consistente en meter la línea de bajo de un éxito de los ochenta para por encima decir sus bobadas) de Christina AguileraGenie in a Bottle– y The StrokesHard to Explain– llamado A Stroke of Genius, realizado por The Freelander Hellraiser, músico británico que también tiene otros mashups interesantes con Kylie Minogue y New Order, por ejemplo.

¿Es el pop un terreno como el cine, donde puedes hacer una gran película con una basura de guion? ¿Entonces se puede maquillar cualquier bazofia como la de Aguilera y dar el pego pop o es que el pop de usar y tirar esconde algo de brillantez? ¿Maquillados todos somos guapos?
El vídeo, cuya url está deshabilitada para copiar, pero que en Youtube se puede ver, también es una mezcla de los vídeos de las dos canciones, y aquí está su enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=Wl85yq k0V0.

Negros con guitarras

Texto publicado en PopMadrid el 15 de mayo de 2007

Si el rocanrol lo inventan los músicos negros estadounidenses en los años cincuenta, o por lo menos lo crean al mezclar el blues y demás música negra con el country y todo el resto de folclore irlandés, no entiendo porque lo han abandonado completamente.

Ahora mismo no viene a mi cabeza ningún guitarrista negro, ningún grupo encabezado por músicos de color, excepto, claro, de blues o jazz. En los últimos veinte años, los Living Colour de Vernon Reid. Al último que he visto con una guitarra a cuestas es al pesado de Lenny Kravitz. ¿Nadie se atreve a continuar por el camino de Jimi Hendrix? ¿Quizá Ben Harper?

Bailando sin salir de casa

Texto publicado en PopMadrid el 22 de abril de 2010

Viendo el otro dÍa la genial escena en la que los protagonistas bailan el mádison en «Bande à part», una de las obras maestras de Jean-Luc Godard, me acordé de una peli que hace siglos que no veo, «Simple Men», de Hal Hartley, en la que los protagonistas también se echan sin venir a cuento un baile con la gran Kool Thing, de Sonic Youth. Ahí va el mádison:

En ambas canciones es la chica la que empieza el baile, en la película francesa es la bellísima Anna Karina que se pone a bailar en un café con los otros dos outsiders, uno, por cierto, bastante parecido a Paul Weller. Ahora el pobre Martin Donovan bailando a duras penas a Sonic Youth:

Los Planetas por alegrías, ¡arsa, pilili!

Texto publicado en PopMadrid el 22 de marzo de 2007

Escribo este comentario mientras oigo «Al verte las flores lloran», el disco de 1969 del sumo sacerdote del flamenco moderno, Camarón de la Isla, para ver si se me mete algo de duende para buscarle ”lo racial, lo andaluz” de lo que habla luismr en su comentario a la gira del disco nuevo de Los Planetas, a la canción Alegrías del incendio.

Desde luego que, como también dice Mirablunt en ese mismo comentario, es ”más de lo mismo”, pero es que Los Planetas de alguna manera siempre han tenido un cierto deje, una cierta querencia flamenca. Su nueva canción -grabada en 2004 y más oída que el tebeo en el programa iPop- sigue la estela de otra como Santos que yo te pinte, canción de estructura flamenca y que tuvo una versión flamenca en la que Pepe Fernández cantaba una segunda voz flamenca.

La alegría, como palo flamenco, es una versión ligera de los cantes por soleá con cuatro versos de ocho sílabas, justo como la canción que de la que trata este comentario, aunque no empiece con el clásico ”tirititrán” con el que comienzan todas las alegrías, como también menciona Mirablunt. Y partes de la letra son claramente de temática flamenca como la copla: Vamos a tener que vernos aunque están todos en contra, que ellos te tienen de sobra y yo te echo de menos. Esto es para contarte que aquí te espero, para decirte al oído lo que te quiero. Que es exacta en estructura a esta copla de Barrio de Santa María, de Camarón: Aunque pongan en tu puerta cañones de artillera, tengo que pasar por ellos aunque me cueste la vida. Una tórtola canta en un almendro, y en su cante decía viva mi dueño. Eso sí, es una canción rock, mucho mas cerca del Guitarras callejeras de Pata Negra y de la inmensa Polígono Sur de Dogo y los Mercenarios que del flamenco puro o de los millones de babosadas en los que ha degenerado el llamado Nuevo Flamenco.

Tres vídeos de Françoise Hardy

Texto publicado en PopMadrid el 5 de marzo de 2007

Estuve este fin de semana buceando por YouTube mirando vídeos de Françoise Hardy, y los tres más interesantes, siempre dentro de las canciones que más me gustan, me parecen estos tres:

Comienzo por mi canción favorita de la divina seæorita Hardy, Comment te dire adieu, canción adaptada al francés por Serge Gaingsbourg en el año 1968. El vídeo realmente es un anuncio de minuto y medio de Dior, por lo que la canción no está entera, pero ver a Françoise delante de una pared metálica, de perfil y de frente, merece la pena. Genial ese barrido de abajo a arriba mostrando la ropa:

Añado el enlace de la misma canción cantada a dúo con la no menos maravillosa Jane Birkin en un extraño escenario motero. Tous les garons et les filles, clásico entre los clásicos, la verdad no sé cuál es el vídeo que más me gusta, si el de la feria en el que homenajea claramente a «Los 400 golpes», o el del trávelin por un bulevar parisino. Ustedes decidan:

Además, para los muy cafeteros, otros vídeos de la misma canción en otros idiomas: En italiano. En inglés. Ma jeunesse fout le camp, qué gran canción y qué bonito vídeo, con esas colchonetas de plástico naranja. La cancin más triste del mundo:

Enlace relacionado: Tres vídeos de France Gall.

Reuniones: ¿Los viejos roqueros chochean?

Texto publicado en PopMadrid el 26 de febrero de 2007

Hace poco The Police actuaron en los Grammy, y The Jam también se reúnen, sin Weller, del que luismr puso una frase genial el otro día en estas páginas: Yo y mis hijos tendríamos que ser indigentes y estar hambrientos en la calle para que llegara a simplemente considerar la idea (de la reunión de The Jam), y no creo que eso llegue a pasar.

Copio ahora una interesante frase de Juan Pardo sobre el mismo tema, sacada del libro «Érase una vez Los Brincos y Juan & Junior». Sobre reuniones y la validez de ser roquero pasada cierta edad:

Me han acusado mucho de no querer volver a formar Los Brincos y es absolutamente cierto. En vez de acusarme deberían aplaudirme. No puedes pretender hacer con 40 años lo que hacas cuando tenías 20. No hubiera sido más que una burda imitación de lo que fuimos. El rockero más grande que ha existido ha sido Elvis Presley. ¿Qué era poco antes de morir? Un esperpento disfrazado de la Barbie que se limitaba a copiar al Elvis joven. El rock es joven, y es mentira que los rockeros nunca mueren. Los viejos rockeros chochean. Mi honestidad para con el rock se basa en que lo admiro, lo siento y en que me entregué a él cuando debía. Aparte, el rock te enseña a que evoluciones en otros campos. Hay un tiempo en la vida para todo.

¡Adelgace con la dieta del pop!

Texto publicado en PopMadrid el 22 de febrero de 2007

Repasando un número antiguo de una de mis revistas de cabecera, Environment and Behavior, he encontrado un curioso artículo (y que demuestra que el 90% de los estudios realizados en las universidades son las chorradas más grandes del mundo) sobre el gasto de la gente en un restaurante según el tipo de música que escucha mientras cena. El artículo es The effect of musical style on restaurant customers’ spending, escrito en 2003 por Adrian C. North y Amber Shilcock, ambos de la University of Leicester, y David J. Hargreaves, director del Centre for International Research in Creativity and Learning in Education (CIRCLE).

Tras 18 días en un restaurante llamado Softleys alternando días sin música, días con música clásica y das con música pop, han llegado a la conclusión de que si pones música clásica la gente gasta bastante más que si pones pop o no pones nada. La otra conclusión es que si pones música pop es lo mismo que si no pusieras nada, ya que el gasto es el mismo, lo que, para mí indica que estamos tan habituados a la música pop en todos lados que es como si no existiera, como el canto de los pájaros o el ruido del tráfico.

El artículo no pone el listado completo de canciones pop, solamente tres, tres horribles gemas pop, (You Drive Me) Crazy, de la cantante calva Britney Spears, Karma Chameleon, de Culture Club, y Livin’ la Vida Loca, de Ricky Martin. Tres canciones que quitan hambre.

43 años esperando a Los Brincos

Texto publicado en PopMadrid el 17 de febrero de 2007

Según la página de la Federación de Gremios de Editores de España el año 2005 se concedieron 76.265 ISBN, 77.367 el 2004, 77.950 el 2003, y así sucesivamente. Haciendo un cálculo aproximado, desde el año 1964 se habrán editado más de un millón de libros en España. Que haya habido que esperar cuarenta y tres años para que se edite una biografía del grupo de música popular español más importante de la historia me llama mucho la atención y me demuestra lo raquítico de la edición de libros sobre música en nuestro país y, una de dos, o que la industria editorial edita cosas absurdas sin interés, o que lo que yo pienso que es importante, no lo es tanto.

Los Brincos editan en 1964 su primer disco, y en 2006 César Campoy ha editado el primer libro sobre el grupo, «Érase una vez Los Brincos y Juan & Junior», publicado por efe eme. El libro, que sigue la historia del grupo, de su creación, división en dos, y separación, muestra bastante bien, aunque sin entrar a fondo en ningún tema, la lucha de egos que se libró entre Fernando Árbex y Juan Pardo, con Junior haciendo de Harrison y González de Ringo, y que acabó con la divisin del grupo en dos, Los Brincos por un lado y Juan & Junior por el otro. También resulta interesante ver la cantidad de medios de los que dispusieron para realizar su obra, como sus producciones en el Reino Unido o las grabaciones en tropecientos idiomas, cosas que en parte desaprovecharon.

Un libro muy interesante, que no debería ser novedad, si viviéramos en un país normal. Pero tampoco hay, que yo recuerde, una biografa de Cecilia, de Bruno Lomas, de Los Salvajes, de casi nadie.

¿Cuántos leemos libros sobre música en España, además del cofrade groovyfamily, que ha escrito hace poco sobre el libro de Los Ángeles?

Ramón Gaya: Música, creación, alma

Texto publicado en PopMadrid el 28 de enero de 2007

Acabo de llegar de la fantástica exposición sobre las Misiones Pedaggicas del Conde Duque, y entre los diferentes documentos y piezas que se exhiben están varias de las copias de obras del Museo del Prado que Ramón Gaya hizo para el Museo del Pueblo, además de las increíbles fotos de Val del Omar (tan querido por Mochu) de niños en el momento de ver por primera vez el cine.

Ver su obra me ha animado a seguir con la serie ”la música y sus definiciones”. Creo que tras un cineasta, un músico y un escritor, BuñuelSatiePla, ahora debemos darle la voz a un pintor, quizá el creador más íntegro, independiente y solitario del siglo XX español, tan buen pintor como escritor. Los textos pertenecen a la Carta a un músico amigo sobre Victoria de los Ángeles. Ramón Gaya, Obra completa, Tomo I, Pre-Textos, 1990. Ahí van:

La música, la música verdadera, cierta, no es algo que suena y que sucede en el tiempo, sino algo, diramos, mucho más inasequible, más difícil, más recóndito; algo que ya existe, sin duda, antes de sonar, y que… permanece después de haber sonado, o sea, algo que está perennemente ahí, en una especie de silencio vivo. Lo demás -todo eso que sólo se produce y existe en el tiempo-, ya se sabe, no es más que ruido (como dijera aquel), un ruido más o menos feliz y más o menos meritorio; es un ruido demasiado material, es una ruidosa materialidad, vacía precisamente de música, y que, confundidos, buscan afanosamente y escuchan arrobados multitud de… melómanos, musicólogos, críticos y… gustadores. Sí, así es de rara y enigmática la substancia de la música, como lo es asimismo la substancia del baile o la del toreo -por lo demás, entreverados también de música-, ya que por un lado parecen darse y manifestarse en el tiempo, y por otro sabemos que no pertenecen a él.

La relación, la comunicación de Victoria de los Ángeles con la música (como ya te dijera, hace años, en Roma, donde la oímos juntos) no es sólo una relación de intérprete, de gran intérprete, sino de… creador, y no porque altere la escritura de Haendel, Mozart, Schubert, Massenet, Debussy, sustituyéndola con una invención propia, sino porque, antes de tropezarse con la escritura de éstos, parece como si se hubiese tropezado ya con ellos en… la música, en la concavidad de la música, en donde habita la pura y sola música -pues no hay más que una-; se encuentra en ellos, y junto con la música que ha ido, como ellos, a recoger en la fuente misma, primordial, de la música, puede venir hasta nosotros para darnos, no una versión -no una interpretación- de tal lied de Schubert o del Porgi amor de Mozart, sino algo, dirase, como una… totalidad.

La mejor crítica especializada -la mejor posible, pero siempre, claro, como es su costumbre, sin espíritu ha podido, con sobrada razón, señalar en Victoria de los Ángeles su ”elegancia de estilo”, su ”fraseo excepcional”, su ”dicción clara y limpia”, la ”belleza de su voz”, la ”pureza de su timbre”, la ”facilidad de su técnica”, el famoso ”velutato”, e incluso algunos críticos… mejores han podido entrever, entreoír, intuir… eso que hay, decididamente, en su canto, de tan singular, de tan inefable. Pero ahí se detiene todo. Porque a la crítica -no sólo a la crítica de música, sino a la de cualquiera otra de las artes- no se le ocurre nunca pensar en el… espíritu, y mucho menos, claro está, en el… alma. Pero esos dos misterios existen. Es decir, casi no existe más que eso verdaderamente.

Imagen del blog Ramón Gaya.