Texto publicado en PopMadrid el 17 de septiembre de 2008
Lo bueno de todo grupo arty es que pueden editar cualquier cosa que se les ocurra, que siempre saldrán bien parados. Tras ”Animalitos” Hidrogenesse nos han regalado este 2008 otro disco, ”Bestiola”, hecho de retales, batidos y palimpsestos de otras canciones de su repertorio, en un alarde de posmodernismo, cogiendo una batería de una canción y poniéndosela a otra, acelerando otras, cambiando ritmos y melodías, haciendo un mejunje transversal del que no salen nada mal parados.
Lo que en ”Animalitos” era pop, aquí es música a ratos difuminada y a ratos llena de grumos, ”olvidándonos de las estructuras y disfrutando de los sonidos, los ritmos y las melodías sin las imposiciones de hacer canciones pop”, como dicen en la hoja de promoción, en la que dan las claves canción a canción para desentrañar la familia desestructurada de canciones que es ”Bestiola”.
El disco comienza y termina del mismo modo, agrupándose así los temas musicales más abstractos y contemplativos en el inicio y final del disco, dando ese barniz de mantra que tiene todo ”Bestiola” y que, escuchado en un mal momento -o consecutivamente para hacer una reseña- puede hartar. La inteligencia de Hidrogenesse radica en que saben mezclar todo, lo irritante con lo juguetón, logrando destellos de belleza insuperables, como en Stock, Aitken, Waterman and me, versión primeriza de la gran Kurt, Courtney, Frances Bean and me, que gana en sus cambios de ritmo casi arbitrarios, o esa joya pop llamada Vuelve conmigo a Italia con frases tan buenas como ”¿Crees que podremos encontrar una discoteca cutre y barata y pasada de moda donde todavía pongan la canción del verano, de aquel año, de nuestro verano en Italia?”
Pianos dronados, secuencias, electrónica, ambientes, verbena de ahumados, liturgia, baterías glam y primitivistas, historias imposibles, hinduismo de feria, dub y garrulismo se dan la mano en esta sardana llamada ”Bestiola”, falso nuevo disco de Hidrogenesse, en el que bajo la continua marejadilla rusa mental de Carlos y Genís se ocultan fantásticas canciones pop.