Texto publicado en PopMadrid el 20 junio de 2009
Calor infernal. Nunca había estado en Clamores, nunca le he hecho mucho caso a Luis Pastor. Me sorprendió el ambiente decadente de Movida Madrileña y olor a tabaco. Saltos del tiempo. Pero unos cuantos portátiles en el escenario te colocaban en esta década. Satanás, para joder, se lo comentó al alma de Hilario Camacho y le subió un par de puntos el grill. El calor y el olor a chamusquina llegaba hasta el escenario.
De Vito se movían tanto que daba más calor todavía. Yo no podía moverme al estar castigado por los camareros a tomarme un cubo de agua cada vez que me pedía una copa. Si el sonido era un poco embarullado, todo se olvidaba con la actitud del grupo. No conocía las canciones, hubo momentos en que no sabía si cantaban en español o en inglés. Sonó Debaser, eso sí. La poca gente que estábamos bailaba sin parar ese eletro pop punk post dance bastante irresistible. Creo que sonó también una de Niños del Brasil, me dijeron, yo ni idea. De Vito son muy buenos en directo. Ian Curtis vestido de pitufo. Juanan bailaba. Y todos esperábamos a un gigante que no llegó. Mientras Carlos y Sole vigilaban que me bebiera el agua The Jau One planeaba su excursión del domingo al Matadero.
Me fui, como siempre, el primero, para coger el taxi con el depósito más lleno, y el tío se equivocó y me llevó por Goya en vez de por Juan Bravo. No le dije nada. Creo que volveré a ver a De Vito en invierno. Luego, a Cárol le robaron el móvil, me acaban de decir. Me levanté mareado. Silverstone. Ahora me voy a ver a La Bien Querida. Ojalá haya piquetes del Sonorama. El día de la marmota. Mañana escribiré esto mismo sobre el concierto de La Bien Querida, pero cambiando las frases de sitio, y en la foto, en vez de un bigote, una falda. Tengo que llegar pronto, que no me quiero perder a Serpentina.