Texto publicado en PopMadrid el 5 junio de 2009
Ayer, durante una pequeña gira por los canales de la tele, en la última oportunidad antes de apagarla y ponerme a leer, caí en 8 Madrid, canal con una excelente programación
cinematográfica. Y ahí estaba, «Grand Theft Parsons», una peli que no sabía que existía, pero que, ante el tema que trataba, tuve que verla entera. Menos mal que se me ocurrió ver la sinopsis, porque por el título español, «Ayúdame con el muerto», el botón de off estaba asegurado.
Fuera de toda lógica, dado el tema que trataba -la legendaria muerte de Gram Parsons en la Joshua Tree Inn y el robo y posterior quema de su cadáver por parte de su road manager, Phil Kaufman– la película no era más que una astracanada en forma de road movie donde Kaufman es un idiota borracho (que seguro que lo era) que no daba ni un segundo la imagen de que le afectaba la muerte de su gran amigo, el padre de Gram un tío desubicado, la mujer una estúpida -encarnada por la bellísima Christina Applegate-, y el hippie que le acompaña, eso, un hippie.
Ahora escucho «GP» mientras escribo esto, Streets of Baltimore para ser exactos, y no sé si la película, al desmiticar todo es una maravilla de surrealismo campestre o es una chatarra aburrida y sin gracia, que solamente gente como yo se atreve a ver. Creo que era una brillante idea que tomada por un guionista inteligente –Charlie Kaufman, para seguir con el apellido- hubiera sido una gran película.
So take me down to your dance floor
And I wont mind the people when they stare
Paint a different color on your front door
And tomorrow we will still be there