Texto publicado en SPEND IN en junio de 2014
Los Hamptons son un conjunto de pequeñas poblaciones residenciales situadas en el extremo de Long Island, antaño pueblos balleneros y desde hace cien años el sitio más exclusivo de veraneo de la Costa Este estadounidense junto con la más al norte Martha’s Vineyard, zona de la que hablamos en estas mismas páginas hace un par de números refiriéndonos a un hotel centenario, el Harbor View Hotel. Tanta exclusividad ha llevado a alguno de estos pequeños pueblos a estar entre los códigos postales con las viviendas más caras de todo Estados Unidos, concretamente Sagaponack es el pueblo más caro de toda la nación según la publicación Business Week, y hay otros dos códigos de los Hamptons entre los diez primeros, Water Mill y Bridgehampton.
Uno solamente tiene dos opciones para acercarse a la zona, si va en temporada alta un día de gran afluencia de turistas parece que está trabajando como extra en algún rodaje multitudinario de Cecil B. de Mille de tanta gente que hay, pero si uno se acerca desde Nueva York entre semana o en temporada baja parece estar en otro tipo de rodajes, en un anuncio de Gant o de Tommy Hilfiger, con las playas que parecen recién puestas para que uno pasee en bermudas y con la camisa remangada. La temporada alta, que va de mayo a septiembre, es cuando las élites neoyorquinas emigran a los Hamptons y abarrotan los tranquilos y minúsculos pueblos, donde celebran grandes fiestas en las mansiones que los pueblan y en las preciosas playas que los rodean, aunque las fiestas playeras tengan el horario restringido por la comunidad.
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