Texto publicado en PopMadrid el 31 de julio de 2008
Ya solamente el subidón que te dan los primeros acordes y los primeros versos ”escribiendo en servilletas que tú tienes mucha jeta” de la primera canción, La cafetera, de ”A propósito de Garfunkel” valdría para colocar este disco entre lo mejor del año 2008. Pero el resto de la canción y el disco son igual de increíbles, encontrándose Ramón Rodríguez y sus The New Raemon en un estado de lucidez compositiva e interpretativa inigualable.
Todo el disco está lleno de un pesimismo sudista (de que se la suda que vaya mal todo) que relata como pocas veces el desencanto y el fin del amor, y está cantado con un humor y una sinceridad e impudicia pasmosa, en la línea de Vainica Doble, La Mode, Le Mans y Nixon. ¿Cuál es la mejor canción? La verdad es que es difícil decidirse por una, si La cafetera, preciosa en la claridad absoluta de su sonido; El fin de la resistencia, obra maestra en forma de canción, con deje de palmas y guitarras a lo Sr. Chinarro, aunque en realidad sean del gran Burruezo y su andalucismo barcelonés, en la que The New Raemon cuenta una rotura en un par de minutos; Fuera complejos, otro acto de la soap opera rock que es ”A propsito de Garfunkel”, donde Ramón se dobla la voz y dice cosas tan increíblemente demoledoras como ”aunque me vistas de negro, seguiré siendo de pueblo”, quizá ataque al ya aburrido y anticuado barcelonismo de camisa negra; o la espectacular El cau del pescador, donde en clave de country acústico, rinde un maravilloso homenaje a Charades y otros amigos, ”Las Charades van fumando, sus canciones son gigantes”.
El resto del disco, aunque es igual de bueno, como la salmodia Mil gracias o la preciosa canción de amor en un minuto Elanana, no alcanza la calidad de las canciones antes referidas, quizá con la excepción del final del disco, A propósito del asno, donde la estupenda voz de Ramón, en otros momentos del disco algo estridente, en la onda de la de Manolo de Astrud, se despide con la claridad vocal y literaria de todo el disco con un ”¡Si algo te pierdes, es esto!”
Lo que más molesta del disco es que el contenido es tan soberbio que deja como de lado al continente, tan bueno o más que las canciones. La edición de ”A propósito de Garfunkel” es la más bella que se va a realizar durante este año en España. El trabajo de Martín Romero, lleno de clase al interpretar cada canción, o esa literaria portada, a medio camino entre la belleza melancólica y mágica de Pierre Le-Tan y el humor alambicado de W. Heath Robinson, es inolvidable.
Si ”A propósito de Garfunkel” no está arriba en las encuestas de los mejores discos del año 2008 dará igual, porque sí que estará en las de los mejores discos del siglo XXI, que no veremos, ni falta que nos hace.