Texto publicado en PopMadrid el 9 de mayo de 2009
Segundo disco de Chema Vargas tras «Mundo en espiral» (2006), «Corazones raros» navega por corrientes similares que el primer disco, esto es, blues aterciopelado y pop-rock conservador, con los que se cubren por entero las doce canciones del disco, que, grabado a caballo de Madrid y Buenos Aires por Guido Nisenson, nos muestra a un Chema Vargas cada vez más cómodo cantanto.
Dos vías habría dentro de «Corazones raros», quizá producidas por las dos ciudades de concepción del disco, que serían una seguidista del Fito Páez más clásico -la acera bonaereña, no en vano el disco se ha grabado en el estudio de Fito, Circo Beat- y la otra del rocanrol amable de Quique González -en la tradición madrileña de este tipo de música, encarnada a la perfección por Antonio Vega y Álvaro Urquijo, colaboradores de Chema Vargas en su primer disco. Aunque la colaboración, de alguna manera, continúa, ya que en «Corazones rotos» colaboran Jesús Redondo y Basilio Martí.
Las canciones de la vena madrileña son las más interesantes, comenzando por la primera del disco, Tus nombres, donde Antonio Vega parece insuflar vida a la canción. También la a ratos dylaniana Tú me disparas, donde Los Secretos aparecen y la letra de la canción acierta plenamente, algo -las letras- que en algunas canciones casi arruina el disco. En la otra gran canción, En muchas noches, una de las más bonitas, si no la más, el magisterio de José María Granados hace que la canción destaque sobre las demás. Acaba el disco con una pequeña joya, Rincones, piano, imágenes del Madrid nocturno mojado tras las tormenta, Hilario Camacho.
«Corazones rotos» navega recto pero haciendo mucha agua y llega a puerto de mala manera, dejando muy buenos ratos pero graves mareos también, atracando en el muelle del pop-rock madrileño, muelle anticuado pero todavía atractivo para románticos de las emociones, en el que el trío de buques insignias del género, Mamá, Nacha Pop y Los Secretos, siguen haciendo pequeños a las nuevas generaciones.