Texto publicado en PopMadrid el 6 de mayo de 2009
¿Cómo iba a funcionar La buena vida en directo sin Irantzu? ¿Saldría Javier de su aislacionismo para que todas las miradas no se centraran exclusivamente en el esforzado de Mikel? ¿Unas coristas, quizá? Realmente poco importaba.
Ayer me pasé por el Teatro Maravillas -sala que me gusta bastante, aunque desde que se fue Coralie Clément hasta que empezaron los donostiarras nos dejaron a oscuras veinte minutos, no pude leer mi libro de Carrere, y casi me duermo- para ver a La buena vida presentando las canciones de su single «Viaje por países pequeños». Y no me defraudaron, como era previsible.
Con la sala mediollena, La buena vida repasaron de un tirón un par de docenas de los cientos de miles de clásicos que tienen, Ayer te vi, Ventura, Tormenta en la mañana de la vida, etc., y nos dejaron para los bises los tres temas de su nuevo disco, con la coda -con la gente ya saliendo por las puertas- de la maravillosa Los planetas.
Ni más simpáticos ni mejores músicos de lo habitual, La buena vida tienen un extraño magnetismo en directo, que hace de sus conciertos algo siempre recomendable y agradable de ver. Eso sin contar el monumental repertorio que poseen.
Por su parte, Coralie Clément, a quien no conocía, me pareció más divertida y sin tanta pose como casi todas sus compatriotas, con un repertorio bastante variado, del que solamente sobraron un par de inevitables manonegrismos, algo en lo que, por otro lado, siempre cae cualquier músico del otro lado de los Pirineos.