El retorno del piernoteo

Texto publicado en Jot Down en junio de 2011

A pesar de mi poco pelo no viví en primera persona aquellos años de salas de fiestas llenas de paisanos viendo las piernas a las vedettes, edad de oro del “landismo” y del destape (dos términos gloriosos) —aunque ahora, cuarenta años después, descubramos gracias al mundo paralelo progre que los cabarés en realidad estaban vacíos y todo el mundo estaba o corriendo detrás de los grises, o era gris—. Hoy, por culpa de, no sé, la MTV, los 40 y demás caprabos mediáticos, el muslamen ha vuelto a nuestras vidas. ¡Larga vida a las pezoneras!

Ahora estos medios de comunicación le colocan la etiqueta de glamourosa o de diva a cualquier penca de extrarradio, ya sea una vedette-cantante como Rihanna, o una vedette-vedette como esa cosa llamada Dita Von Teese, que es al glamour lo que la Pajín a las buenas maneras y que para encubrir su verdadero trabajo, los loros de las revistas dicen a los españolitos que hace burlesque en vez usar su nombre en castellano, esto es, revista. Sí, Norma Duval o Lina Morgan hacían burlesque. Hemos vuelto a los setenta. Nada ha cambiado. Que digan que gallinas como Marta Sánchez Sarah-Jessica Parker tienen glamour es pecado mortal. Si Santa Carole Lombard levantara la cabeza…

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In memoriam: Ernesto Sábato

Texto publicado en Jot Down en mayo de 2011

El túnel es quizá el libro que más he regalado en mi vida. A muchos de los homenajeados les encantó y a alguna le horrorizó; me dijo que no le regalara cosas tan raras y se fue a vivir a Londres. Mi pasión por Sábato empezó hace veinte años cuando una amiga me lo regaló por mi cumpleaños; me encantó y ella se fue a vivir a Australia. Luego apareció Sobre héroes y tumbas por casa en una colección de literatura del siglo XX que compró mi padre. En esa misma colección venía también El túnel, edición que le di a mi amiga para que se la firmara el autor una vez que fue a un curso de verano de El Escorial. Luego rebusqué por todo Madrid Abaddón el exterminador e incluso me compré un número de Anthropos dedicado a Sábato pese a que, por supuesto, no entendí ni una línea de ninguno de los artículos.

No sé a qué personaje elegiría como mi favorito de sus tres novelas. Si a Castel, Alejandra, Martín, Nacho, Marcelo, Bruno, Georgina… O Fernando Vidal. Creo que Bruno sería el elegido, sí; siempre me gustó su inacción y me encanta cuando en una de las novelas –aunque tengo dos al lado del teclado, para mí las tres son como un todo y no quiero tener tiempo para buscar hoja a hoja la cita exacta- habla de su frustración al no poder escribir. Ni siquiera puede imaginarse escribiendo algo. Tampoco sé con qué escenas me quedaría.

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Señoras que hablan a gritos en las exposiciones o Viaje alrededor de Carlos Berlanga

Texto publicado en PopMadrid el 2 de febrero de 2010

El otro día me pasé por el fantástico edificio de El Águila, que está donde Cristo perdió el mechero, para ver la antológica sobre Carlos Berlanga, ”Viaje alrededor de Carlos Berlanga”. Poca gente, que era martes por la tarde, solamente alguna pareja y un grupo de señoras, perdidas en la exposición, supongo que vecinas del barrio, que le dieron un toque cañí a mi visita que seguro que le hubiera encantado a la maruja de Carlos Berlanga.

En el piso de abajo, los cuadros de Carlos, muy ochenteros, chiriquianos, y divertidos, casi todos de colecciones de amigos, Almodóvar, Chamorro, Martín Begué, etc. Las señoras, gozándola con frases como ”pues este cuadro sí que lo hace un niño”, ”pero este pintor quié es”, ”es hijo del director de cine, Carlos Berlanga, así que ya sabes por que le hacen una exposición, porque es de la familia”.

En el tercer piso (la distribución de pisos es tan misteriosa en este centro cultural como en el Reina Sofía, que salta la colección del segundo al cuarto piso como por encanto, sin saber qué hay en la primera ni para qué vale la cuarta) estaba una sala con fotos, otra con obra gráfica y tebeos y una sala con un documental con imágenes televisivas de Berlanga. No vi qué estaba en la pantalla, pero mientras veía la sala de grabados salieron las señoras y a gritos se pusieron a hablar, creo que del marido de Alaska, riéndose de la pinta infame que tenía, para pasar de repente a hablar de Isabel Gemio, y de alguien a quien no identifiqué que se había liado con una ”que menuda pinta que tenía”. Mientras, en la paredes las tiras de Nylon de Kooning o de Olga Zana repetían exactamente las cosas que decían las señoras.

En el segundo piso, una sala de audición con las canciones de Carlos a todo volumen, amortiguaba la discusión de si el 8 iba ahora por esa calle o por la demolición de parte del precioso edificio de Alcatel ahora daba la vuelta por no sé dónde.

La exposición dura hasta el 7 de marzo. No se la pierdan.

Imagen tomada de Madriz.

Quiero tortilla estatal

Texto publicado en Antigourmet el 26 de noviembre de 2009

En un alarde de imaginación, la ganadora del Trofeo Coca-Cola XII Campeonato de España de Tortilla de Patatas que se celebró hace nada durante el XI Congreso lo mejor de la gastronomia.com, Itxaso Cisneros del bar Izaro de Bilbao, ha puesto en el escaparate de su bar para anunciar que hace la mejor tortilla de patatas de España la frase 2009 Primer Premio Tortilla Estatal, según recoge el blog de Santiago González (cuya imagen copio).

Tras reírme un rato ante tamaña paparruchada, puse ”Tortilla Estatal”, el genial disco de Patrullero Mancuso, como no podía ser de otro modo, para escuchar El halcón milenario, El peine de la tortuga, Qué poquita cosa, o la canción que da título al disco, Tortilla estatal, cuya letra copio:

Tenga cuidado por favor,

yo sólo busco lo mejor.

Quiero tortilla estatal.

No se equivoque, embaucador,

está usted hablándole a un señor.

Déme tortilla estatal.

Y todos juntos a cantar:

”Trala lara la la la la,

quiero tortilla estatal.”

En fin, nada, que el lenguaje torticero y totalitario de los nacionalistas a veces crea genialidades como la de arriba, y esta vez además me ha llevado a recuperar un gran disco que hace tiempo no escuchaba. Y es que hay que darle al César lo que es del César, y el término ”tortilla estatal” lo inventaron Murky, Guiller, Jaime y Manuel, grandes entre los grandes. Ni eso ha inventado la pobrecilla de Itxaso.

Jamón de cerdo alimentado con culebras


Texto publicado en Antigourmet el 21 de noviembre de 2009

Hace poco me terminé las entretenidas memorias de ”Saint-Simon en España” (Universidad de Alicante, 2009), donde el maniático duque cuenta sus aventuras en España los años 1721 y 1722 durante la embajada para arreglar el matrimonio entre la hija de Felipe V y el futuro Luis XV. De uno de los banquetes, en la ciudad burgalesa de Lerma, comenta esto:

La cena fue a la española, pero una olla excelente y un extraordinario vino de La Mancha nos compensaron del resto de manjares a los que estábamos poco habituados. El vino y el aceite que los señores elaboran para su consumo son admirables y subrayan la desidia pública, pues de iguales materias primas se hacen otros cuyo mero olor no es posible soportar. Se sirvieron también unos jamones rojizos, muy raros incluso en España, que sólo se preparan en las casas del duque del Arco y de otros dos señores, los cuales jamones proceden de cerdos a los que encierran en unos como corrales de reducidas dimensiones en terrenos abundantes en arbustos que son un herbidero de culebras, las cuales constituyen el solo alimento de tales cerdos. El perfume de estos jamones es admirable, y su sabor tan sobresaliente y estimulante que sorprende, pues no cabe manjar tan exquisito.

¿Alguien conoce algo de estos tremendos jamones alimentados a base de culebras? ¿Se siguen haciendo en algún lado? ¿Sería una broma de los nobles españoles al francés? Sé que terrenos del Pardo eran del duque del Arco, ¿eran de ahí los jamones de culebra? Buscando en la red no encuentro nada, solamente jamones de la sierra de la Culebra y jamón cortado con forma de serpiente. Me encantaría que existieran, sería un producto supergourmet, pero brutal.

El banquete cochino de Pynchon

Texto publicado en Antigourmet el 26 de agosto de 2009

Siguiendo un poco con los temas literarios, el mes pasado estuve releyendo El arco iris de gravedad, de Thomas Pynchon (Tusquets, 2002), donde hacia el final hay un banquete que revientan varios de los protagonistas gritando un menú lleno de guarradas.

Menos mal que los cocineros, aunque editen libros, como los actores, no saben leer, porque si no nos deleitarían con varias de estas cochinadas, seguro.

Ahí va un trozo:

-Pues no sé -dice Roger, premeditadamente desenfadado-, no acierto a encontrar ninguna sopa de mocarro en el menú…
-Yo tampoco, pero creo que podría arreglarme con un poco de pudín de pus -responde Bodine-. ¿Crees que lo habrá?
-¡No, pero puede que haya soufflé de lefa! -grita Roger-. ¡Acompañado de mermelada menstrual!
-Bueno, yo creo que me decido por ese estupendo estofado de esmegma -opina Bodine-. O tal vez por una cacerola de coágulos sanguíneos…
-Joder… -murmura una voz, indeterminada en cuanto a sexo, debajo de la mesa.
-Yo creo que podríamos plantear una comida mejor que ésta -afirma Roger sacudiendo el menú-. Aperitivo de placenta, para empezar, y luego tal vez unos emparedados de carnecita sarnosa, con las costras previamente arrancadas, naturalmente…, ¡o bizcochos de albondiguillas nasales! Mmm, sí, con mayonesa de mocos… y un poco de suculenta salsa de babas encima…

Y así siguen un par de páginas.

Javier Corcobado «A nadie» (Pias 09)

Texto publicado en PopMadrid el 17 de julio de 2009

La voz de Javier Corcobado lleva ya más de un cuarto de siglo rondando por nuestros oídos, encarnada en diferentes grupos y en un continuo Guadiana de discos, pero siempre
diferenciable y distinguible entre todos. «A nadie» es su último disco.

La mezcla de sonoridades y músicas de Corcobado sigue como siempre, a ratos parece un anticuado cantante de coplas, o un borracho cantando boleros en un karaoke, o un roquero mejicano obsesionado por Nueva York, o el típico roquerillo que se arrima ahora a la música balcánica, pero Corcobado lleva así veinte años, arrimándose a lo que le apetece en cada momento.

«A nadie» conserva rasgos de la antigua grandeza de Corcobado, de aquel «Agrio Beso» o de los primeros Chatarreros, aunque nunca llegue a la inmensidad de Mar Otra Vez o Demonios Tus Ojos. Valses con inicio de pasodoble y fi nal como La canción del viento, con sus típicas letras de amor salvaje que bien podría cantar Maqroll, o El coño del mar, electropop cinematográfi co de puticlub con frases tan repugnantes y corcobadianas como «follando y tosiendo, follando y tosiendo gloria, mordiendo tus piernas hacia el túnel de tus nalgas, vislumbro el esfínter virgen del Espíritu Santo. En el coño del mar», que acaba con un desbarre tecno funk, quizá sean los mejores momentos del disco, sin olvidar Soy un niño, que en su encanto retro y pop parece una canción de Camilo Sesto, la distorsionada El futuro se desvaneció ayer, y la roquerísima y buenísima Si te matas, quizá la única canción del disco que sobrevivirá a las cien escuchas
(«Si te matas, no me beses antes, porque si no yo también moriré»).

Se completa el disco con la típica salmodia o spoken word, siempre interesante en Corcobado François de vacaciones, las canciones de la tuna Hoy no voy a cantar y Caballitos de anís, y el petardo experimental con que acaba el disco, Resurrección.

Este retorno de Corcobado con «A nadie» no sorprenderá, pero permite ver que el músico madrileño sigue con ganas y con capacidad para componer y emocionar al que tenga el valor de enfrentarse con sus canciones y su inigualable e inimitable poética de vertedero y melancolía atormentada.

La chanson de Prévert

Texto publicado en PopMadrid el 17 de julio de 2009

Es un clásico de siempre, y llevaba varios meses sin parar de oirla, sobre todo en la versión en directo de Jane Birkin, cuando el otro día me sorprendieron Serpentina al tocarla en su concierto en El Sol. Ahora, gracias a Segundo Premio, también conozco la versión dream pop, o gafapasta pop, como pone el tag de Last.fm, del grupo sueco Sambassadeur.

Parece casi imposible hacer una mala versión de esta canción. La original, la del gran Gainsbourg, va debajo de su primera y desoladora estrofa.

«Oh je voudrais tant que tu te souviennes
Cette chanson était la tienne
C’était ta préférée, je crois
Qu’elle est de Prévert et Kosma
Et chaque fois les feuilles mortes
Te rappellent à mon souvenir.»

Y la canción sobre la que trata el tema de Gainsbourg, de Jacques Prévert y Joseph Kosma no le anda a la zaga en belleza, Les feuilles mortes, sobre todo en la versión de Yves Montand, uno de los mejores cantantes de toda la vida, que pongo en la versión que canta en la película «París siempre París» mientras las parejas bailan en blanco y negro, con una letra casi tan maravillosa como la de Gainsbourg, o mejor (de esta sí que hay una mala versión, la de Sara Montiel):

«Oh! je voudrais tant que tu te souviennes,
Des jours heureux où nous étions amis,
En ce temps-là, la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu’aujourd’hui.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Tu vois, je n’ai pas oublié.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi.
Et le vent du Nord les emporte,
Dans la nuit froide de l’oubli.
Tu vois, je n’ai pas oublié
La chanson que tu me chantais…»

Aduriz: ”Yo sirvo cosas que no están buenas”

Texto publicado en Antigourmet el 13 de julio de 2009

Expansión se marca hoy un extraño y sin sentido artículo llamado ”Así se crea un restaurante ’top’” en el que se cuenta, plena de autobombo, la historia del restaurante Mugaritz del cocinero Aduriz. El lector que consiga superar el primer párrafo, que contiene esta indescifrable frase ”La pizarra de la cocina del cuarto mejor restaurante del mundo recuerda el realismo en potencia que encierra cualquier sueño a los 30 profesionales afanados en emplatar ilusiones vegetales”, ya se merece un premio.

Aduriz pensando titulares mientras toma sopa

Pero lo más interesante o impactante del artículo de Marta Fernández son algunos entrecomillados del cocinero, quien, como siempre y como hacen todos sus colegas, disfruta lanzando titulares a cual más descabellado, provocando que incautos blogueros como el que escribe esto, caiga de nuevo, y les dedique un post. Las tres mejores sentencias:

”Los proyectos de I+D deben tener una función social y un objetivo claro.”

”Yo sirvo cosas que no están buenas, pero que son emocionantes. No cocino en la escala habitual del sabor. Cocinar bueno es muy fácil; yo me entrego, me meto en fronteras enredadas y complicadas.”

”El gran enemigo de la alta cocina no es la exigencia, sino la ignorancia. No hay nada peor que un cliente ignorante.”

¿Qué función social cumplen entonces sus proyectos de I+D? ¿Busca acaso sabores malos pero emocionantes? ¿Por qué no regala entonces un vídeo de la emocionante Speed y deja la comida para quien sabe cocinar? ¿No será acaso él el ignorante? ¿Si cocinar bueno es muy fácil,y él cocina cosas que no están buenas, entonces cocinar mal es difícil? ¿Cómo puede ser un cocinero tan ignorante, mucho más que los ignorantes de sus clientes?

Artículo original de Expansión. Imagen de No se le puede llamar cocina.

Zodiacs «3, 2, 1…» (Dro 09)

Texto publicado en PopMadrid el 13 de julio de 2009

Doce canciones nos regalan Zodiacs en su nuevo disco, canciones que siguen por los mismos derroteros que siempre, con el grupo ya plantado en la escena como uno de los grandes o, por lo menos, en la frontera del gran salto adelante, algo que hace que cualquier movimiento que realicen sea mirado con lupa por los fanes, que estamos con la guillotina preparada ante cualquier debilidad.

Pero en un principio, en el inicio del disco, nada hace sospechar ningún renuncio. El disco comienza de la mejor manera, Un millón de pájaros, con esas guitarras típicas bien claras y en primer plano para demostrar que nada ha cambiado y esa voz tan característica de Ignacio, siempre tan chulesca, tan de Tequila como de los Stones. Por si quedan dudas, sigue Fuego en el aire, golpeando directa, canción que gana bastante con las escuchas.

Guitarras melódicas en No vuelvas más por aquí le dan algo de aire al disco, que no daba respiro en su comienzo. Vuelve enseguida el rock retro con Instinto animal, para saltar a la nueva ola en Carretera del norte, primer single, una buena canción, positiva y con una de las mejores historias y letras, una de las cosas que quizá falta todavía por pulir por parte del grupo, como en En Saturno, que marca la mitad del disco.

Roky Erickson, cantada en modo espacial de una forma un poco afectada abre la segunda parte, donde destaca Ojos brillantes, tan setentera, y la fantástica y magnífi ca Mirada negra, donde Zodiacs se ponen la piel de cordero y nos disparan una gran canción de amor, esta sí, cantada perfectamente. Todavía queda el fi nal, Vuelven los buenos tiempos, para acabar festivamente este nuevo disco de Zodiacs, disco que quizá tiene menos sorpresas que los anteriores, pero que encierra varias grandes canciones y un grupo dispuesto a seguir apostando por el rocanrol.