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Green Day: Bon Jovi del siglo XXI

Texto publicado en PopMadrid el 29 de junio de 2009

Esta mañana he escuchado la nueva canción de Green Day, 21 Guns, sacada de su nueva ópera rock «21st Century Breakdown». Tampoco es que haya sido muy seguidor del grupo de Billie Joe pero su fagocitación por parte de la gran industria es espectacular. Aunque sigan con parafernalia combativa y tengan el eyeliner más tatuado que Concha Velasco su lunar, hoy en día no son más que un simple grupo de AOR norteamericano.

No se parecen en nada, pero Green Day recuerdan un poco a Bon Jovi, que de tocar con Iron Maiden a mediados de los ochenta pasaron a ser una especie de versión de Céline Dion con pantalones de plástico, aunque con el mismo peluquero.

Ahora que Green Day han aprendido a leer y ya se creen intelectuales se dedican a sacar discos conceptuales y óperas rock, aburriendo a las ovejas y llenando estadios. Y empieza a causar vergüenza entre los roqueros que tus amigos vean que tienes todavía en la estantería algún disco de Green Day, corriendo a ocultarlo al lado del los discos de Demis Roussos y los de Avril Lavigne que, por qué no decirlo, son mucho mejores que los discos de Green Day. Escuchemos la maravillosa Cama de rosas, por Bon Jovi: 

Serpentina y La Bien Querida

Texto publicado en PopMadrid el 21 junio de 2009

Acostumbrados al soserío o borderío de todas las cantantes uno se sorprende cuando encuentra a María de Serpentina sobre un escenario. No solamente canta las canciones una detrás de otra, como todas las demás, si no que las interpreta, algo que casi ha desaparecido. Se expresa en el escenario como una cantante clásica -con clásica me refi ero a Édith Piaf o, por qué no, Paloma San Basilio– y eso es muy de agradecer. Quizá el repertorio de Serpentina en directo no puede sostenerse del todo sin esas dramatizaciones, aunque muchas de las canciones sean brillantísimas. Ayer nos regalaron muchas de sus mejores canciones y, en un fi nal de concierto apoteósico, encadenadas Si no fuera porque… de Cecilia, Gainsbourg y su La chanson de Prévert y Volverte a ver de Rocío Dúrcal. Tras este fi nal había pocas
oportunidades para La Bien Querida de superar a Serpentina.

Pero La Bien Querida hizo un gran concierto, aunque al principio el sonido fuera demasiado atronador y ella, a pesar de su simpatía, cantara todas las canciones mirando al techo. Pero nadie puede resistirse a eso de «No hago otra cosa que pensar en ti. Que tengas claro que no voy a competir. A tus amigas se lo digo desde aquí. Las olimpiadas no se hicieron para mí». Las canciones más intrumentadas en el disco me gustaron más en directo que las más desnudas, a alguna su roquerización no le sentaba bien. Sí que me encantó la versión casi a lo Talulah Gosh de 9.6, que fue lo mejor del concierto.

De Vito in bitter pink

Texto publicado en PopMadrid el 20 junio de 2009

Calor infernal. Nunca había estado en Clamores, nunca le he hecho mucho caso a Luis Pastor. Me sorprendió el ambiente decadente de Movida Madrileña y olor a tabaco. Saltos del tiempo. Pero unos cuantos portátiles en el escenario te colocaban en esta década. Satanás, para joder, se lo comentó al alma de Hilario Camacho y le subió un par de puntos el grill. El calor y el olor a chamusquina llegaba hasta el escenario.

De Vito se movían tanto que daba más calor todavía. Yo no podía moverme al estar castigado por los camareros a tomarme un cubo de agua cada vez que me pedía una copa. Si el sonido era un poco embarullado, todo se olvidaba con la actitud del grupo. No conocía las canciones, hubo momentos en que no sabía si cantaban en español o en inglés. Sonó Debaser, eso sí. La poca gente que estábamos bailaba sin parar ese eletro pop punk post dance bastante irresistible. Creo que sonó también una de Niños del Brasil, me dijeron, yo ni idea. De Vito son muy buenos en directo. Ian Curtis vestido de pitufo. Juanan bailaba. Y todos esperábamos a un gigante que no llegó. Mientras Carlos y Sole vigilaban que me bebiera el agua The Jau One planeaba su excursión del domingo al Matadero.

Me fui, como siempre, el primero, para coger el taxi con el depósito más lleno, y el tío se equivocó y me llevó por Goya en vez de por Juan Bravo. No le dije nada. Creo que volveré a ver a De Vito en invierno. Luego, a Cárol le robaron el móvil, me acaban de decir. Me levanté mareado. Silverstone. Ahora me voy a ver a La Bien Querida. Ojalá haya piquetes del Sonorama. El día de la marmota. Mañana escribiré esto mismo sobre el concierto de La Bien Querida, pero cambiando las frases de sitio, y en la foto, en vez de un bigote, una falda. Tengo que llegar pronto, que no me quiero perder a Serpentina.

Jeanne Moreau canta Le Tourbillon

Texto publicado en PopMadrid el 16 junio de 2009

Jeanne Moreau, con las mejores ojeras de la Creación, tiene una canción que me fascina, Le Tourbillon, canción que canta en «Jules et Jim», película maravillosa que acabo de recomendar en Partigi, y donde la Moreau sale más guapa imposible cantando eso de:

Elle avait des yeux, des yeux d’opale,
Qui me fascinaient, qui me fascinaient.
Y avait l’ovale de son visage pâle
De femme fatale qui m’fut fatale.
On s’est connus, on s’est reconnus,
On s’est perdus de vue, on s’est r’perdus d’vue
On s’est retrouvés, on s’est réchau és,
Puis on s’est séparés.


Tengo luego por ahí un ep del año 1964, con canciones, como Le Tourbillon, de Cyrus Bassiak, que tiene joyas como Embrasse moi o La vie de cocagne, y que lleva ya varios años de cuerpo presente en una de los estantes de mi biblioteca, compartiendo presencia delante de los libros con una vieja edición de «Jusep Torres Campalans» y «Jimmy Corrigan», en la que la Moreau sale mordiéndose una uña mientras fuma. Nunca nadie ha hecho más por el consumo de tabaco
que portadas como esta. Nadie ha fumado como ella.

Conecta 4 «Ya no estás solo» (Conecta 4, 09)

Texto publicado en PopMadrid el 16 junio de 2009

De las ruinas de fluor kin llegan desde Castellón Conecta 4 con su ep autoeditado de cinco canciones «Ya no estás solo», grabado por Coky de Los Reactivos en los estudios Rockaway.

Pop, power pop, indie pop, eso es Conecta 4 y eso es «Ya no estás solo», que ya desde la primera canción, Sin ticket, nos muestra lo que va a ser todo el disco, melodías, voces y guitarras cristalinas, intensidad pop, Teenage Fanclub, con historias de juventud y búsqueda de nuevos caminos. Más clásico (y, claro, mejor) imposible. Sigue todo igual en Luces, con la voz más oculta por las guitarras, que aquí toman más aire y descargan más rabia, powerpop melódico bien producido que gana todavía más con el aire de diy que impregna todo el disco.

El disco sigue con Me ves raro, donde la cosa se relaja más, acercándose a la melancolía de algunas canciones de La Granja, «La primera calada de la mañana, que siempre mareaba, se acaba de esfumar». Quizá sea la mejor canción del disco. Las dos últimas canciones, Faltan palabras y Distintos, varían hacia terrenos menos preciosistas, Zodiacs y Mr. Snoid, que dan otro perfi l -siempre dentro del mismo género- al grupo, lo que hace ganar en profundidad al disco.

Buen debut de Conecta 4, sin publicidad en su coche, pero que cuenta con el difusor de sus grandes canciones para superar a muchos idolillos de la escena pop patria.

Elle Belga «1971» (Acuarela 09)

Texto publicado en PopMadrid el 10 junio de 2009

La frase de la hoja de promo «Aquello que hagamos deberá poder ser silbado» es lo que mejor puede de nir el planteamiento de «1971», primer trabajo como Elle Belga del ex Manta Ray Josele García con Fany Álvarez, un disco de nanas adultas que contiene algunos frutos pop realmente sabrosos y de coloridos diversos, pocas veces vistos por estos lares.

Más cerca de las canciones populares de Lorca, en su encarnación existencialista a cargo de María Boix en los sesenta, por ejemplo, que de barbudos y circunspectos representantes de la americana más actual, continúan el camino adivinado a principios de los ochenta por grupos como La Búsqueda, con sus cinematográ cas trompetas y su épica de terrenos áridos y, sobre todo, por Claustrofobia, verdaderos reyes del romancero heterodoxo.

Magní cas canciones como Cada día o Todas las cosas bucean en unas aguas de folk adusto -cerca a veces de Lucas 15-, donde Leonard Cohen no estaría incómodo y con las inevitables Vainica Doble como verdadera guía, Elle Belga hacen la banda sonora de un spaguetti western en donde los vaqueros podrían cambiarse por bandoleros, como en La nana de la mora, donde Ana D parece trasladada al desierto almeriense. Otra de las joyas del disco es La reina, en la que su belleza de country adormilado se refuerza con unos coros que parece que Los Iberos hacen a Mocedades.

Quizá en otros momentos se tensa demasiado la cuerda y se abusa de los bosques y la brujitas, saltando de la iconografía de La Dama se Esconde al medievalismo infantil de Prin’ La Lá y, más peligrosamente, a Rosa León o a lo mejor de la obra de Mecano. Pero son los menos momentos, ya que Claustrofobia vuelve a agarrar la verdad en Escóndete o El tiempo.

Elle Belga han hecho con «1971» un disco desubicado, lo que le da valor, pero en el que el mayor valor es la libertad con el que está hecho y la calidad de la mayoría de las canciones.

All My Little Words en Game Boy

Texto publicado en PopMadrid el 9 junio de 2009

En el trenecito de enlaces que es internet, ayer viendo el Twitter de PopMadrid salí al de nuestra gran bloguera Ortega y Cassette y de ese salté al de Anntona, y del Twitter de Anntona llegué a la meta, [4]YouTube, cubo de la basura de todas las necedades planetarias, donde un niño con el pelo medio a lo Zac Efron (ese pelo de moda cuyo origen debería ser uno de los orgullos de nuestro país, ya que lo inventó la chavalería pija que pulula por los alrededores del Vips de la calle Serrano de Madrid) tocaba con la Game Boy una versión de la mejor canción de los Magnetic Fields, All My Little Words, con un programita llamado Little Sound DJ (LSDJ). Y suena bien. Realmente, como es algo de internet, no sé si es un montaje o una estafa, porque el niño parece que da a los botones aleatoriamente, y no sé cómo entonces toca la canción. Pero bueno, mola un montón, y si es un fake, mola mucho más.

«Not for all the tea in China. Not if I could sing like a bird. Not for all North Carolina.
Not for all my little words. Not if I could write for you. The sweetest song you ever heard. It
doesn’t matter what I’ll do. Not for all my little words.»

Klaus & Kinski «Por qué no me das tu dinero» (Jabalina 09)

Texto publicado en PopMadrid el 5 junio de 2009

Como colofón al casi magistral «Tu hoguera está ardiendo» llega este «Por qué no me das tu dinero», donde solamente la primera canción, ese hit indiscutible llamado Nunca estás a la altura, estaba en el larga duración.

Cuatro canciones acompañan al ya clásico del indie, la que da título al disco, Por qué no me das tu dinero, que sige los mismos derroteros del disco, con unos coros masculinos que recitan una especie de castigo al millonetis, lejos de la lírica quema del chalé de la sierra de Landa y Garci. Buena canción que no se echa de menos en «Tu hoguera está ardiendo».

Te vas a enterar entra mejor, con su preciosa instrumentación como de juguete, donde vuelva a aparecer, con ligeros toques brasileños, la legendaria torpeza ante el amor de las heroínas de Le Mans u, hoy en día, de La Bien Querida. La mejor del disco.

Shell for the mourning es una versión de Oliver North Boy Choir, algo ruidista y electrónica, alejada en apariencia del resto de la obra de Klaus & Kinski, pero que con las escuchas encaja bastante bien en el disco. Teléfonos, ladridos y parapapás le dan valor.

Termina el disco con los siete minutos y medio de El mejor idilio, donde K &K llegan a donde las antes nombradas heroínas de Le Mans nunca llegaron, a la sumisión ante la fuerza bruta en una relación. El ambiente de misa de la canción no tapa la tensión que lleva dentro. «Cuántas cosas me has dicho sin pestañear, yo no puedo hacer más que tragar, pues podría ser peor».

Yo quemé el cadáver de Gram Parsons

Texto publicado en PopMadrid el 5 junio de 2009

Ayer, durante una pequeña gira por los canales de la tele, en la última oportunidad antes de apagarla y ponerme a leer, caí en 8 Madrid, canal con una excelente programación
cinematográfi ca. Y ahí estaba, «Grand Theft Parsons», una peli que no sabía que existía, pero que, ante el tema que trataba, tuve que verla entera. Menos mal que se me ocurrió ver la sinopsis, porque por el título español, «Ayúdame con el muerto», el botón de off estaba asegurado.

Fuera de toda lógica, dado el tema que trataba -la legendaria muerte de Gram Parsons en la Joshua Tree Inn y el robo y posterior quema de su cadáver por parte de su road manager, Phil Kaufman– la película no era más que una astracanada en forma de road movie donde Kaufman es un idiota borracho (que seguro que lo era) que no daba ni un segundo la imagen de que le afectaba la muerte de su gran amigo, el padre de Gram un tío desubicado, la mujer una estúpida -encarnada por la bellísima Christina Applegate-, y el hippie que le acompaña, eso, un hippie.

Ahora escucho «GP» mientras escribo esto, Streets of Baltimore para ser exactos, y no sé si la película, al desmiti car todo es una maravilla de surrealismo campestre o es una chatarra aburrida y sin gracia, que solamente gente como yo se atreve a ver. Creo que era una brillante idea que tomada por un guionista inteligente –Charlie Kaufman, para seguir con el apellido- hubiera sido una gran película.

So take me down to your dance floor
And I wont mind the people when they stare
Paint a different color on your front door
And tomorrow we will still be there

Jean Paul «Breve historia universal» (Bartlevy 09)

Texto publicado en PopMadrid el 31 de mayo de 2009

Tras una portada de un suprematismo siniestro se encuentra una de las joyas de este año 2009, «Breve historia universal», doce canciones autoeditadas por Raúl Bernal, teclista de Lapido, que, bajo su pseudónimo de Jean Paul, nos susurra clásicas historias de amor y derrota.

Pocas canciones hay que no merezcan la pena en este disco, que empieza con medios tiempos dylanianos como Viéndolas venir, que abre el disco, acercamientos a la imaginería poética del Corcobado de hace diez años, como en la segunda canción, Mejores días, o a la melancolía confesional de Ryan AdamsBuscando casa-, donde la primera persona se convierte en la única manera de cantar este tipo de temas.

El disco siguen con Inviernos, que parece rescatada de alguna cara B de 091, quienes, por supuesto, son la mayor influencia del disco. Llega la mitad del disco con joyas, el single, La orquesta del fin del mundo, plena de iconografía roquista -«Un buen lugar para el fi n del mundo, cuando llegue que no quede ni rastro de champán»-, que, aunque conocida al dedillo, no lastra la canción, debido a su extrema calidad. Lo que le pasa también a Quique González y no le pasa a Loquillo. Fin es un asalto victorioso al pop, cantada con Zahara, lo que llama sin remedio a Isobel Campbell y Mark Lanegan. Preciosa canción. Breve historia universal, donde la voz de Raúl se vuelve, en su aguardentismo, sensual y ondulante, abre la segunda mitad del disco, que gana altura con El mal trago, precioso blues à lo 091, «Te haré una canción con frases de otros, como un escritor en horas bajas ‘El día se fue’, ‘Vuelve a mi vida’. El mal trago» con
un violín y un emocionante solo de guitarra. Con Uno más en el exilio llega el segundo dúo, esta vez con el gran Lapido, llena de humor «Te quiero a veces cuando duermo», un humor que utiliza también Nacho Vegas, aunque Jean-Paul no sea tan claustrofóbico y sus canciones tenga mucho más aire que las del asturiano. Todavía quedan más canciones, Eureka, rock americano clásico, Menagerie, más en plan salmodia corcobadiana, y El colectivo, sueño cinematográfi co sucio, casi de Lynch. Espectacular.

«Breve historia universal» es la mejor obra del estilo de 091 desde la separación del grupo, mejorando incluso los discos del jefe, de José Ignacio Lapido. Como dice el propio Jean Paul en su página de red «Breve historia universal» es «un disco valiente y real. Si lo estás escuchando no se lo digas a nadie, sigue haciéndolo todo tal y como lo has hecho durante años, esto es una caza de brujas, hermano».