Texto publicado en SPEND IN en junio de 2014
Aunque parezca una versión desmañada de la glamurosa Inglaterra, en la fría Escocia uno puede disfrutar de cualquier lujo que se le ocurra casi con la misma facilidad que en los más cálidos territorios de sus vecinos más al sur, siendo uno de los más comunes hoy en día, y de los pocos que realmente están justificados y tienen sentido, el alojamiento, el poder comer y dormir en un sitio cómodo e inolvidable, en el extremo opuesto de los bed & breakfast británicos, en muchos casos también inolvidables pero por lo terrorífico. Para poner a Escocia en los circuitos de hoteles de alto standing nació hace ya veintidós años Connoisseurs Scotland, una empresa de marketing hotelero que agrupa por el momento a veintiocho hoteles de cinco estrellas, rango indispensable para entrar en este club hotelero. La otra condición para ser un hotel de Connoisseurs Scotland es que no haya otro hotel de la misma cadena muy cerca.
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Ya no quedan palabras nuevas que decir sobre Marilyn Monroe, no queda ningún adjetivo que asociar a aquella prototípica rubia californiana que, haciéndose la tonta, se abrió camino en el maravilloso cine de mediados del siglo XX para llegar a completar en apenas diez años una filmografía casi perfecta, rodando obras maestras como La jungla de asfalto, Eva al desnudo, Cómo casarse con un millonario, Con faldas y a lo loco o Vidas rebeldes. Casi ninguna de sus películas es olvidable; ya fuera ella o su representante quien escogía los guiones, lo hacía con una inteligencia que ya hubiera querido para sí Hedy Lamarr, que rechazó nada menos que Casablanca, Luz de gas y Laura… Aunque la vienesa ya se entretenía lo suyo inventando el WiFi para todos nosotros en sus ratos libres.
Martha’s Vineyard ha pasado en los últimos cien años de ser una isla casi completamente dedicada a la caza de ballenas a ser una de las zonas turísticas más exclusivas de Estados Unidos, quizá debido a su equidistancia de dos de los centros de riqueza mayores del mundo, Nueva York y Boston. Y durante ese siglo de evolución en las costumbres del lugar el hotel Harbor View ha permanecido en pie alojando sin descanso a visitantes deseosos de pasar un tiempo agradable en uno de los lugares más bonitos que puedan encontrarse y con unas comodidades como las de su propia casa.
Es imposible que exista una sola persona en el mundo que no ame con locura a Jane Birkin, si es que puede amarse sin locura. Para cubrirnos las espaldas diremos que al igual que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, el no conocer a la Birkin no es óbice para no adorarla. Mi amor por ella, igual de fou que otros amores que arrastro orgulloso, no acabará de morir cuando olvide La Chanson de Prévert sencillamente porque nunca podré olvidar esa canción, al igual que no se me borrará de la cabeza el Trompisón que recorre Ex Fan des Sixties, una de las tres o cuatro canciones que siempre canto con mi acento francés de becario de auxiliar de vuelo cuando regreso a casa tras un buen día. Es una de las canciones de mi vida, lo lleva siendo muchos años.
Vivimos una época en la que, gracias a internet, cientos de personas en los lugares más dispares del planeta se encierran en sí mismos con una idea con la que luchar contra el mundo y ganarle. Locos, listos, inocentes, inteligentes, hacen lo que les apetece en ese momento, creyendo en su idea, y, aunque la mayor parte de las veces sus visiones queden en el anonimato de la cuarta página de resultados de Google o no consigan ni echar a rodar su empresa y ésta duerma almacenada bajo el mantel de la mesa camilla como los discos en solitario de Llewyn Davis, en ocasiones crean cosas de una belleza, utilidad, o ambas cosas, realmente asombrosas. Una de esas personas que ha conseguido la cuadratura del círculo de aunar belleza y utilidad en un mismo producto es el sueco que ha creado Farmer’s racer, una empresa unipersonal dedicada en exclusiva a la fabricación a mano de alforjas para moto.
Tener un yate de estilo streamline moderne del periodo de entreguerras del siglo pasado tiene que ser algo maravilloso pero quizá esté todavía mejor tener uno construido ahora mismo y que parezca un yate clásico en el que Jay Gatsby pudiera haber disfrutado de una de las famosas puestas de sol del río Hudson con un dry martini en una mano y en la otra la cintura de una bella flapper; un yate de hoy, con todas esas comodidades que salen cada día y que tras mirarlas unos días con desprecio se convierten en necesarias y uno no puede imaginar haber vivido sin ellas tantos años.
Para poder decorar nuestra sabiduría motera acaba de salir al mercado un libro magníficamente editado por y para ellos, para esos aficionados a las dos ruedas que cada fin de semana se suben y bajan mil veces el puerto de la Cruz Verde madrileño haciendo mil diabluras con su máquina: The Ride: New Custom Motorcycles and Their Builders, editado por el creador de Bike EXIF Chris Hunter y publicado por la casa alemana Gestalten. Quizá sea un poco exagerado lo que un lector del libro comenta en Amazon al decir que ningún aficionado a las motos habrá tenido una vida completa si no ha leído este libro pero lo que sí es seguro es que ahora que en el campeonato del mundo de motociclismo solamente corren españoles y además ganan todas las carreras -este mundial debería llamarse campeonato de España, como a la liga de béisbol estadounidense no deberían llamarla series mundiales cuando solamente la juegan ellos- tener este libro entre las manos le hace a uno reencontrarse con las motos ya que es una completa gozada echar un vistazo a sus páginas. En la web de la editorial el autor explica que el libro incluye fichas de los creadores más importantes de la actualidad como Walt Siegl, Wrenchmonkees, DP Customs, Deus, Shinya Kimura o Uwe Ehinger, con fotos e información de las motos que han creado o personalizado cada uno de ellos y sus pensamientos sobre lo que una moto debe ser, y como dice uno de ellos, James Crowe, creador de Crowe Metal, sobre lo que él hace al poner las manos sobre una moto “nada es nuevo del todo, todo tiene antecedentes, pasado, predecesores y simultáneamente todas y cada una de las cosas son únicas”. Lo tiene bien claro, añade “esto es lo que hago, lo que pienso y sobre lo que sueño. Soy afortunado”.
En 1924 Ramón Gómez de la Serna escribe el prólogo de Querido. Novela pasional, la traducción al español de la famosa novela Chéri de la escritora francesa Colette, libro clave en la trayectoria de esta gran mujer que cabalgó sobre todo y sobre todos en su desaforada vida. Ese mismo año Colette se divorcia de su segundo marido mientras mantiene un sonado affaire con el hijo de éste, que era treinta años menor que ella, algo que el propio Ramón hizo cinco años después al liarse con la hija de su compañera de tantos años la también escritora Colombine. Roaring twenties en estado puro.
Si para
Hemos escuchado tantas veces la cantinela de los self-made man estadounidenses que casi preferimos que el lobo se meriende las ovejas de Pedro antes de hacer caso al enésimo emprendedor que llama a nuestra puerta, pero es que son reales, como lo son casi todas las leyendas norteamericanas, los policías gordos, la familia del Medio Oeste que recibe al estudiante de intercambio con camisas con las barras y estrellas estampadas, los sombreros de cowboy, las rubias californianas, etc. La lista es interminable… ¿Habrá de verdad caimanes en las alcantarillas de Nueva York?