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Visiones de La Movida: Pérez-Mínguez y García-Alix

Texto publicado en PopMadrid el 5 de octubre de 2006

Pablo Pérez-Mínguez. Mi Movida madrileña. Fotografías 1979-1985

Ya casi concluida -acaba este domingo 8 de octubre-, la exposición «Mi Movida madrileña. Fotografías 1979-1985», del fotógrafo Pablo Pérez-Mínguez es un reflejo total de una de las vertientes, la lúdica, de La Movida Madrileña. Organizada por el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid, la muestra se compone de fotos, carteles, algún cuadro, y unos cuantos afiches (ahora se dice fliers) de conciertos de la época.

Las fotografas de PPM tienen tres decorados principales, el estudio del autor en Monte Esquinza, la mítica casa de Costus en la Calle de la Palma y el no menos mítico Rock-Ola. Con mucho color, mucho maquillaje y mucho sudor, por las instantáneas se pasea omnipresente Fabio McNamara rodeado por Zombies, Pegamoides, Radios Futuras y multitud de pintores, artistas, artistillas y demás hierbas, todos vestidos de esa manera que resulta imposible imitar en la actualidad.

La exposición, muy bien puesta, cuenta además con decoración musical a cargo de toda la tropa retratada en las fotos.

Alberto García-Alix. No me sigas… estoy perdido 1976/1986

En cambio con esta otra exposición todavía tenemos hasta el 26 de noviembre para disfrutar y sufrir las fotografas en blanco y negro de Alberto García-Alix, en la Fundación Canal. La exposición se llama «No me sigas… estoy perdido 1976/1986», que es el texto de un tatuaje que tiene Alberto en un brazo y que pone Don’t follow me… I’m lost. Todo muy róquer.

Si la de PPM era la fiesta total de los 80, hoy tocaba la parte de atrás, donde como dice él en un texto escrito en uno de los muros de la sala de exposiciones casi todos los amigos fotografiados ya no están por aquí. La mayoría son retratos, de una o dos personas, casi siempre con una pared pegada detrás, ya sea la puerta de un garaje o una pared con carteles, lo que da a las fotos un aire todava más cercano y claustrofóbico para que no te entretengas en perspectivas o paisajes y veas a los ojos al róquer retratado, puesto o a punto de ponerse.

Además de las cien copias nuevas en grande, y de un par de diaporamas donde la espectacular voz de Garca-Alix te cuenta su vida, hay una pared, lo más emocionante de la exposición, con copias originales con sus marcos, fotos muchas rotas y pegadas con celo, manchadas o arrugadas de gente que durante un tiempo fue mejor no ver, pero que Alberto (las fotos son de su archivo y de David Krahe, muchas veces retratado de niño), ya curado de todo, muestra (creo) por primera vez.

Dos exposiciones que nadie debería perderse.