Archivo por meses: noviembre 2007

Hedtrip ”Roma” (Aloud, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 26 de noviembre de 2007

Tras ”The last impossible desire” (2002) y ”About Useless Needs” (2004) los barceloneses Hedtrip presentan ”Roma”, una obra quizá más pausada que las anteriores pero igual de guitarrera, siendo las diez canciones de la nueva grabación un completo y vibrante muestrario de ramificaciones de la autopista central del rock hacia diferentes salidas que les llevan a rozar el pop, el hardcore, el funk-rock más rabioso o el metal.

Con unas guitarras metálicas y airadas, muy producidas, apabullan en muchos casos, mientras que en otros más relajados, como en la perfecta A call in the room, llena de guitarras acústicas, con la voz más amortiguada, hacen casi olvidar la furia que recorre el resto del disco. Lo antinarrativo de las letras se refuerza por la característica voz de Jonathan Pulido, a veces demasiado estridente, y que en algunos casos recuerda a la del Jeff Buckley mareado de los ”Sketches (For My Sweetheart the Drunk)”, como en la canción Mother Love, casi de baile, que no da título al disco pero condensa el leitmotiv principal de éste, que es homenajear a las madres, el clásico amor de madre.

Se pasean por el disco trazos -trallazos- de indie neoyorquino, como en la strokesiana Whenever, o bases hardcore con rock de guitarras de alto octanaje setentero, como en Rythm Delight, donde consiguen una canción de un expresionismo vitalista que sobresale sobre muchas otras del disco, más entalladas y concienzudas.

Un disco de rock abierto a todo, denso, entretenido, contenido, hiriente, calmado, pensado y con un gran potencial y perspectivas de éxito en la escena alternativa europea.

Rock in Rio plagia a PopMadrid

Texto publicado en PopMadrid el 23 de noviembre de 2007

Se acerca el superfestival roquero y a la entrada de los conciertos más multitudinarios reparten unos calendarios publicitarios de Rock in Rio. Ya me lo dieron hace unos meses en otro concierto pero lo tiré. El otro día en el concierto de Wilco me lo volvieron a dar y me lo quedé (para escribir estas líneas) ya que, en la hoja que representa al mes de diciembre, han puesto un monigote que es la señora tocando la guitarra del logotipo de PopMadrid, diseñado por los enormes La Camorra. No es ni parecido ni similar, es el mismo. Pasen y vean.

Para documentarme un poco he visitado la horripilante página de red del festival y, como el otro da había recuperado el logo viejo de PopMadrid para el post sobre La Luna, me di cuenta de la -aquí sí- pequeña similitud entre la tipografía roja con fondo negro del festival y la de este logo de PopMadrid.

¿Pero qué invento es esto? Qué les pasa, ¿que tienen un rollo mujer blanca soltera busca contra estas benditas páginas o es que su imaginación no da para más? Una solución quiero.

Grande-Marlaska ”El momento de hacer” (Tres pies, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 20 de noviembre de 2007

”El momento de hacer” es una de esas pequeñas joyas que da de vez en cuando la conjunción de tres personalidades diferentes unidas en la idea de conseguir una obra coherente. Tras el atractivo envoltorio del disco, buceando en los diseños geométricos de Josef Albers, y con una instrumentación fija en el estilo de Violent Femmes, pero mucho más variado en todo que los discos de los de Wisconsin, Grande-Marlaska logran lo que imagino buscaban, una obra perfecta, es decir, personal y comercial.

Si por el disco se pasean, como pone en su página de red, Violent Femmes, Beat Happening, The Go Betweens, Television Personalities, The Feelies, La Polla Records, The Wedding Present o Phil Ochs, éstos se cruzan, subterráneamente, como en los casos de De este lado o Juegos Olímpicos, con los Juan y Junior de Bajo el sol o En San Juan o, ya puestos, con el Fernando Alfaro más comedido, como en la fantástica El momento de hacer, que inicia el viaje. Casi ninguna canción tiene desperdicio, desde las aliteraciones guitarrísticas de Bloqueo, hipnótica en todo momento, hasta la emoción pop de Rentrée.

Por otro lado, las canciones que canta Malela se muestran en dos vertientes, la primera como de un ye-yé desubicado e intelectual que recuerda, seguramente por su tono de voz, a aquella pegamoide avant la lettre llamada Lorella, como en Ideología o Turno de réplica; y la otra, la más de mesa camilla, como en La quinta -maravillosamente cantada en clave de folk retozón-, donde se asoma Lorella sin careta, esto es, la denostada y a recuperar María Ostiz.

Con este precioso disco Grande-Marlaska se ponen en la primera división, algo que no creo que les importe, pero sí debería importarnos a los demás.

Las cinco pantallas de La Casa Azul

Texto publicado en PopMadrid el 18 de noviembre de 2007

Resulta difícil lo de las pantallitas en los conciertos, creo que es un sistema al todavía le quedan varios años para que algo resulte inolvidable, ya que, o bien estas mezclas de vídeoarte y música resultan tediosas por la repetición o bien acaban siendo molestas por la falta de calidad.

Ayer en El Sol, con la sala a reventar, fue una de las veces en que más interesante me ha parecido este tipo de decoración para un concierto. Y más siendo La Casa Azul el protagonista, que aunque Guille se mueva mucho, al final solamente es un señor con una máquina cantando a grito pelado, y si no hubiera estado muy bien pensado, hubiera sido un sonoro fracaso.

Salió Guille con cinco pantallas detrás, una para cada uno de los componentes del grupo, que, con sus esquijamas y cara de pocos amigos, tocaban sus instrumentos sobre un fondo negro. El efecto logrado recordaba por momentos a los fantásticos juegos barrocos de Bill Viola. La inteligencia estuvo en la variedad, en el saber espaciar las actuaciones de los cinco chavales, que si se hubieran paseado por el escenario demasiadas veces habría acabado siendo un rollo. Pero varió, con algunas proyecciones realmente de mérito, como las estupendas de Siempre brilla el sol o El momento más feliz, y solamente un par de ellas bastante baratas.

El concierto, como el que vi hace un par de años en el PlastidePop zaragozano, fue una perfecta comunión entre el público y Guille, que hasta aplaudía en sus deshilachados parlamentos entre canción y canción. Lo peor fue la versión de Love is in the air, que no me convenció nada, como tampoco la interpretación de alguna canción de los inicios, como Galletas, que se descubren flojas ante el apabullante repertorio de los dos últimos discos.

La casa azul ”La revolución sexual” (Elefant, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 13 de noviembre de 2007

La obra de La casa azul daría para varias tesis, más que por el contenido de sus canciones, por la incomprensible locura que suscitan sus conciertos o por la expectación que se crea con cada nuevo disco que edita. De este último disco, ”La revolución sexual”, se lleva hablando semanas sin haberlo oído, fundamentando los seguidores una supuesta evolución de la temática de las canciones en unas simples fotos de promoción. Pocos grupos hay en España que puedan decir lo mismo; eso es algo que suele suceder en Gran Bretaña, donde si uno de los componentes de Arctic Monkeys se deja bigote, inmediatamente la prensa se rasga las vestiduras.

”La revolución sexual” es un disco 100 % La casa azul, no se ve por ningún lado -gracias a Dios- que, como si bailara correctamente un chotis, se haya movido de baldosa en su concepción musical. Tras las primeras escuchas resultan mucho más agradables y adictivas las canciones más bailables, en las que barre totalmente de la pista a Jamiroquai, como la que da título al disco, irresistible en todo momento, o Esta noche sólo cantan para mí. Esas son las canciones en las que Guille se muestra más cómodo y deslumbrante, acercándose a veces, como en Chicos malos o Mucho más de lo normal, a lo mejor del Carlos Berlanga más reposado y más lúcido, pero, claro, a semanas luz todavía de componer algo tan perfecto como Si no es por ti.

Por el contrario, como en los otros dos discos de LCA, las canciones de pop rápido -véase Prefiero no o Mis nostálgicas manías– nunca llegan a enganchar como las del tipo antes mencionado o en las que, arrimándose más a los sesenta, casi metido en la piel de Alejandro en ”En el club”, como en La Gran Mentira, borda, sin inmutarse, las canciones.

La increíble capacidad de Guille para crear himnos no ha disminuido ni un ápice, esta vez con una cosecha de doce, de la por lo menos cuatro se convertirán en pequeñas obras maestras. Todos a bailar.

Wilco: Mis siete palabras

Texto publicado en PopMadrid el 10 de noviembre de 2007

1. No tengo ningún disco de Wilco.

2. Me encantó el concierto, más lo más country o rock, y menos lo más noise (sobre todo el guitarrista ese a mitad de camino entre Jesús Caldera y Don Jaime de Marichalar).

3. Hace tiempo que no asistía a un concierto con un público tan absolutamente entregado a un grupo, hubieran hecho lo que hubieran hecho la gente hubiera aplaudido.

4. Me molestan los músicos que en cada canción cambian la guitarra.

5. A mi lado había un asqueroso fumando porros que me atufó, pero la muchedumbre, como diría Yago Lamela, no me dejó moverme.

6. La próxima vez que toquen, iré a verlos.

7. Y me voy a comprar los discos de Wilco.

La Luna de PopMadrid

Texto publicado en PopMadrid el 5 de noviembre de 2007

Hace muchos años mi amiga Teresa me llamó por teléfono, estaba en una farmacia de mi barrio y al lado de donde tenía el coche aparcado había un contenedor de obra donde habían tirado libros y revistas, entre las revistas había un buen montón de La Luna, la mítica revista de la Movida Madrileña. Me fui para allá con una bolsa, nos repartimos las revistas y nos tomamos unas cañas. Todavía tengo las revistas.

El otro día fui a ver a la Biblioteca Nacional la exposición «La Luna de Madrid y otras revistas de vanguardia de los años 80», que en un sotanillo te enseña un montón de portadas de la revista y unas cuantas fotos y dibujos.

¿Es PopMadrid uno de los herederos de La Luna ahora que internet ha acabado con las revistas y los fancines?

Yo creo que sí es uno de los herederos. Es cierto que La Luna, con otra línea, hablaba de mucho más que de música, aunque hablaba mucho de música; pero PopMadrid también además de tratar sobre música, trata de sus alrededores: Iván escribió sobre Josep Pla o Don Luis Buñuel, Álvaro de la fabricación de vinilos o de internet, luismr de festivales de cine o de la seguridad social de Suecia, petitcomite de los sonidos del metro, ficusín de libros, y hasta hubo un tipo que escribió sobre la homosexualidad en el Chile de los ochenta.

Comencemos, pues, la campaña para que le den a PopMadrid cualquiera de los siguientes premios, el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural o el Premio Nacional de Música.