Archivo por meses: mayo 2009

Jean Paul «Breve historia universal» (Bartlevy 09)

Texto publicado en PopMadrid el 31 de mayo de 2009

Tras una portada de un suprematismo siniestro se encuentra una de las joyas de este año 2009, «Breve historia universal», doce canciones autoeditadas por Raúl Bernal, teclista de Lapido, que, bajo su pseudónimo de Jean Paul, nos susurra clásicas historias de amor y derrota.

Pocas canciones hay que no merezcan la pena en este disco, que empieza con medios tiempos dylanianos como Viéndolas venir, que abre el disco, acercamientos a la imaginería poética del Corcobado de hace diez años, como en la segunda canción, Mejores días, o a la melancolía confesional de Ryan AdamsBuscando casa-, donde la primera persona se convierte en la única manera de cantar este tipo de temas.

El disco siguen con Inviernos, que parece rescatada de alguna cara B de 091, quienes, por supuesto, son la mayor influencia del disco. Llega la mitad del disco con joyas, el single, La orquesta del fin del mundo, plena de iconografía roquista -«Un buen lugar para el fi n del mundo, cuando llegue que no quede ni rastro de champán»-, que, aunque conocida al dedillo, no lastra la canción, debido a su extrema calidad. Lo que le pasa también a Quique González y no le pasa a Loquillo. Fin es un asalto victorioso al pop, cantada con Zahara, lo que llama sin remedio a Isobel Campbell y Mark Lanegan. Preciosa canción. Breve historia universal, donde la voz de Raúl se vuelve, en su aguardentismo, sensual y ondulante, abre la segunda mitad del disco, que gana altura con El mal trago, precioso blues à lo 091, «Te haré una canción con frases de otros, como un escritor en horas bajas ‘El día se fue’, ‘Vuelve a mi vida’. El mal trago» con
un violín y un emocionante solo de guitarra. Con Uno más en el exilio llega el segundo dúo, esta vez con el gran Lapido, llena de humor «Te quiero a veces cuando duermo», un humor que utiliza también Nacho Vegas, aunque Jean-Paul no sea tan claustrofóbico y sus canciones tenga mucho más aire que las del asturiano. Todavía quedan más canciones, Eureka, rock americano clásico, Menagerie, más en plan salmodia corcobadiana, y El colectivo, sueño cinematográfi co sucio, casi de Lynch. Espectacular.

«Breve historia universal» es la mejor obra del estilo de 091 desde la separación del grupo, mejorando incluso los discos del jefe, de José Ignacio Lapido. Como dice el propio Jean Paul en su página de red «Breve historia universal» es «un disco valiente y real. Si lo estás escuchando no se lo digas a nadie, sigue haciéndolo todo tal y como lo has hecho durante años, esto es una caza de brujas, hermano».

Desayuno vegetariano

Texto publicado en Antigourmet el 31 de mayo de 2009

desayunovegetarianoVamos con un post dominguero, ligero y cortito, con la típica chorrada que te envía un amigote y que al final llega por ochenta sitios diferentes a tu buzón electrónico. La imagen a la derecha.

Imagino que será un anuncio real, por que ese tipo de desayunos se estilaba antes, cuando se trabajaba en el campo (y la poca gente que sigue en el campo seguirá con este tipo de desayunos). Lo que pasa a ser una gracia es lo de ”Desayuno vegetariano”, que sí que lo es, al igual que casi todos los desayunos españoles, que en la mayor parte de los casos es un simple café.

Que alguien se ría de los vegetarianos es algo que a Antigourmet nos encanta, ya que, además de estrictos seguidores de Chesterton -que a pesar de ser bastante gourmet, era antivegetariano-, lo somos también de la fritanga.

Y hablando de desayunos, nunca perdonaremos en la vida a Gallardón, alcalde de Madrid, su decisión de retirar de los desayunos que se ofrecen a las personalidades que nos visitan los churros y las porras y sustituirlos por bollería fina. ¡Gallardón, cobardica y cursi!

El rock en Bilbao: Tribus y medios

Texto publicado en PopMadrid el 30 de mayo de 2009

Tras la primera mitad del libro, en el que se relata la historia del rock en Bilbao década a década, el resto del agotadísimo libro de Álvaro Heras Gröh, «Lluvia, Hierro y Rock &Roll. Historia del rock en el Gran Bilbao (1958-2008)», no es más que distintas versiones de lo mismo, lo que antes se medía por décadas, en la segunda parte se mide por medios de comunicación, o por estilos musicales. Y en este salto posmoderno el libro no pierde fuelle, aunque sí -claro- sorpresa.

Tras contar la historia de las radios, con Íñigo de estrella nacional, periódicos y revistas, llega la parte más interesante, los fanzines, donde el cutrerío más bochornoso hoy treinta años después está lleno de valor (esto no es solamente en Bilbao, es en toda España). Lo único que se echa en falta, hablar un poco más de internet, que es tanto el heredero de las radios como de los fanzines, aunque en la bibliografía haya un listado de fanzines-e.

Más traído por los pelos, quizá, sea el apartado dedicado a las tribus o estilos musicales, donde parece que se inflan las hojas dedicadas a la escena mod -seguramente la más cara al autor del libro-, porque en realidad, quitando la Barcelona de Brighton 64, creo que no hubo escena mod de ningún tipo en España. Sí que es valiente, en cambio, en hablar de la escena heavy, que sí que es una escena -oculta por los medios- que sigue vibrante en todos lados, y que parece que no existe. Al acabar el libro parece claro que solamente punk y heavy tuvieron entidad en Bilbao.

El homenaje a Eskorbuto, contando sus historietas y su importancia, me parecen muy bien. Al leer el libro repasé en YouTube grabaciones de época del grupo y eran tan malos como necesarios, casi no los conocía. No me extraña que sigan siendo unos héroes.

Bueno, ahora a meterme con el increíble tocho de casi seiscientas páginas «Crónicas de un Vigo Ye-Yé. Historia de los conjuntos músico-vocales vigueses y de su entorno. 1958-1975», que ya solamente de ver las fotos de Los Potes, Los Cirios o Los De2 se me ponen los pelos de punta.

Foro de la Gastronomía 09: El mito de lo natural

26Texto publicado en Antigourmet el 26 de mayo de 2009

Rastreando la red en busca de información del IV Foro de la Gastronomía Aragón 09, que se acaba de celebrar en Zaragoza ayer y hoy, he encontrado el blog Ir de tapas, en el que hoy se han publicado cinco artículos sobre lo que pasa en el foro. Vamos, mejor corresponsal imposible, ya que la página del foro es bastante raquítica en información. Poca información ha generado este interesante foro -una pena-, donde solamente Santi Santamaría parece que atrae a la gente. ¿Será sea todavía parte del boicot al cocinero, que nadie habla de los sitios a los que va?

Pero más allá de las provocaciones de Santamaría había vida en el IV Foro de la Gastronomía. Y la vida ayer la trajo Francisco García Olmedo con su provocadora ponencia El mito de los alimentos naturales, algo que hemos tocado aquí de vez en cuando, como en Le Pain Quotidien, la farsa cotidiana.

Olmedo trata de que veamos más alla del bombardeo sano, bio, natural, ecológico, orgánico, o como se le quiera llamar, y veamos que, como recoge Ir de Tapas, ”la agricultura ecológica es más agresiva con el medio ambiente que la convencional” o que ”los productos ecológicos no tienen más nutrientes ni sabor que los productos convencionales”.

El hombre ha moldeado los productos a su antojo, y lo ha hecho fenomenal, al igual que a nuestro planeta, con su fallos -Mar de Aral- y con sus triunfos -Holanda-. Realmente arte deshumanizado sería una marina realista, no el cubismo, que es mucho más humano que una imagen imitando la naturaleza. Y cuando veo un anuncio de que van a ”humanizar” una calle y le van a quitar el tráfico y poner dos árboles, realmente lo que están haciendo es deshumanizarla, ya que el cemento y un coche son mucho más humanos que un árbol. Algo como lo que dijo Ayn Rand en El manantial:

Yo daría la mejor puesta de sol del mundo a cambio de la vista del contorno de Nueva York en el horizonte. Particularmente cuando uno no puede ver los detalles, solamente las formas. Las formas y las ideas de donde surgieron. El cielo sobre Nueva York y la voluntad humana hecha visible.

Imagen de Directo al Paladar.

Templeton «Exposición Universal» (Subterfuge / Arindelle, 09)

Texto publicado en PopMadrid el 23 de mayo de 2009

El primer disco de Templeton, «Exposición Universal», una de las sorpresas del año, reparte sus once pabellones en una calle principal donde en la acera de la sombra habitan muestras del mismo escapismo cósmico que lastraba «Diska» de Bombones, mientras que en la otra acera, la del sol, el color del pop clásico de los años sesenta se convierte en la ventana abierta donde coger aire fresco para poder terminar la visita a la exposición con buen sabor de boca, algo que se hace bastante cuesta arriba con los casi siete minutos nales de atmósferas doorsianas.

La parte más brillante del disco empieza con el primer single que ha salido, Las Casas De Verano E Invierno, clásico instantáneo, emocionante y guitarrero que rebusca en la olvidada -por ellos- validez de Los Planetas de los años noventa para levantar un pequeño y exquisito himno que, de todas maneras, queda semioscurecido por Brasil, la gran canción de «Exposición Universal», que echa la vista atrás treinta años para actualizar las armonías vocales de Los Brincos o Los Ángeles en una canción realmente preciosa, que contiene una de las frases del disco «Quiero llevarla al altar, pero, ¿quién nos va a casar?».

Esa misma belleza se relaja en la séptima canción, La Tierra De Los Pájaros, canción desolada y desalada, que es la mejor aproximación al escalofrío de Elliott Smith realizada en España. «Dices que eres más feliz. ¡Vamos, no me hagas reír! ¿Por qué me haces esto a mí?» Las canciones de línea clara terminan con Sofá Cama, donde lo cósmico es bien tratado y la estridencia es una ventaja.

Por el lado oscuro navegan intrumentales, abstracciones abusonas, hard-rock indie de fi liación cósmica y pequeñas bromas personales que hacen de «Exposición Universal» un pequeño campo de batalla interno del grupo, en el que a veces salen vencedores gracias a la intensidad del no-amor de la balada Camino De La Amargura, pero en el que en otras ocasiones, como en Plan C lo más sensato es pasar a la siguiente canción.

Templeton en «Exposición Universal» cuando aciertan lo hacen de verdad, y sus canciones vuelan alto como los globos de la portada, y en las canciones en las que no llegan a buen puerto y se les hunden, ardiendo, los barcos, incluso ahí la belleza del incendio salva las canciones.

Plastidepop. Día 2: Klaus & Kinski + Niños Mutantes + The Movidas

Texto publicado en PopMadrid el 16 de mayo de 2009

Y llegó el segundo día, tras unas cañas y una comida en una terracita, una siesta, más cañas en casa viendo el tenis, más cañas en el centro y llegada a la Oasis justo para ver a Klaus & Kinski ante muy poca gente con la resaca ya prácticamente olvidada.

Klaus & Kinski me gustaron bastante, sonaron bien, y fueron todo lo simpáticos que se puede ser ante cincuenta personas y el resto por llegar. Casi todos los cuatro o cinco clasicazos que tiene su disco sonaron y ver los mínimos contoneos de la cantante tras el sufrimiento general provocado por la es finge de Los Punsetes (entre el público viendo a K &K) alivió al personal, que fue entrando en calor.

Pero todo lo que me gustaron K &K quedó olvidado al entrar Los Niños Mutantes, cuyo repertorio casi no conozco, pero que demostraron un pasado, un saber tocar y haber tocado cienes de conciertos. Qué barbaridad. Esa es la gran diferencia entre el primer grupo y Los Niños Mutantes. Rock de toda la vida, manejando el escenario y las posturas con las guitarritas como les daba la gana, me convencieron del todo. Además, tocaron por última vez, según dijeron, la versión de Como yo te amo, de mi adorado Raphael.

Y en esto terminaron, ya todo estaba borroso, muy borroso, y salieron unos tipos en chándal a hacer rap, The Movidas. Ese tipo de rap deslenguado y gracioso, pero que no tiene la más mínima gracia. No les hice mucho caso, por prescripción médica, y del bajón solamente me salvó la pinchada inicial del Batidora DJ. Brillante, deslumbrante como siempre.

Y al día siguiente, temprano, vuelta en tren. Diferentes siestas a lo largo del día. Y el lunes de viaje hasta hoy, que por n voy a pillar la cama y donde ojalá no sueñe con The Movidas.

Plastidepop. Día 1: Nixon + Punsetes + Ellos

Texto publicado en PopMadrid el 15 de mayo de 2009

Los tres grupos del día tocaron en el orden contrario que me hubiera gustado, aunque este orden fuera el lógico para casi todo el mundo. Siempre voy al revés como el cangrejo.
Comenzaron Francisco Nixon, con la gente aún llegando y cierto olor a pintura en la al fi n reabierta y reluciente Oasis. La propuesta de música para barbacoas de Nixon me parece perfecta, las canciones no pueden ser mejores y los sinuosos bailes del guitarra ayudan a no quitar la sonrisa de la boca durante todo el concierto. Clásicos propios y ajenos -de amigos-, mezclando canciones de sus dos discos y un sonido muy claro me dejaron con ganas de más, que por culpa de lo estricto de la sala o de quien fuera nos quedamos sin bises.

Los Punsetes a continuación, a guitarrazo limpio, repasaron su disco, con esas canciones que parecen modernizaciones de las cantadas por Casilda de Estación Victoria hace un par de décadas, con el hieratismo provocador de la cantante, que consigue odios instantáneos (es decir, acierta totalmente en su propuesta), y la sabiduría de los guitarras. Me encantaron, justamente al contrario que a todos mis amigos, que les dejaron fríos.

Acabaron Ellos, que atrapados por el efecto La Casa Azul y el rockstarismo de su magnético y bigotudo cantante, parece que puedan hacer lo que sea que el éxito está asegurado. Con un sonido un tanto confuso provocaron el delirio -sobre todo cuando repasaban alguna canción del primer disco. Yo no les encontré toda la gracia que esperaba y que otras veces me habían dado.

Luego, todos en taxi a otro bar donde seguía la esta, ya todo un tanto nebuloso, y ahora con un gran dolor de cabeza escribiendo esto y con mi primera siesta en puertas. Esta noche más, The Movidas, a quienes no conozco, Klaus & Kinski, que me encantan, y Niños Mutantes, que no controlo demasiado.

Chema Vargas «Corazones raros» (Boomerang, 09)

Texto publicado en PopMadrid el 9 de mayo de 2009

Segundo disco de Chema Vargas tras «Mundo en espiral» (2006), «Corazones raros» navega por corrientes similares que el primer disco, esto es, blues aterciopelado y pop-rock conservador, con los que se cubren por entero las doce canciones del disco, que, grabado a caballo de Madrid y Buenos Aires por Guido Nisenson, nos muestra a un Chema Vargas cada vez más cómodo cantanto.

Dos vías habría dentro de «Corazones raros», quizá producidas por las dos ciudades de concepción del disco, que serían una seguidista del Fito Páez más clásico -la acera bonaereña, no en vano el disco se ha grabado en el estudio de Fito, Circo Beat- y la otra del rocanrol amable de Quique González -en la tradición madrileña de este tipo de música, encarnada a la perfección por Antonio Vega y Álvaro Urquijo, colaboradores de Chema Vargas en su primer disco. Aunque la colaboración, de alguna manera, continúa, ya que en «Corazones rotos» colaboran Jesús Redondo y Basilio Martí.

Las canciones de la vena madrileña son las más interesantes, comenzando por la primera del disco, Tus nombres, donde Antonio Vega parece insuflar vida a la canción. También la a ratos dylaniana Tú me disparas, donde Los Secretos aparecen y la letra de la canción acierta plenamente, algo -las letras- que en algunas canciones casi arruina el disco. En la otra gran canción, En muchas noches, una de las más bonitas, si no la más, el magisterio de José María Granados hace que la canción destaque sobre las demás. Acaba el disco con una pequeña joya, Rincones, piano, imágenes del Madrid nocturno mojado tras las tormenta, Hilario Camacho.

«Corazones rotos» navega recto pero haciendo mucha agua y llega a puerto de mala manera, dejando muy buenos ratos pero graves mareos también, atracando en el muelle del pop-rock madrileño, muelle anticuado pero todavía atractivo para románticos de las emociones, en el que el trío de buques insignias del género, Mamá, Nacha Pop y Los Secretos, siguen haciendo pequeños a las nuevas generaciones.

Control: Ian Curtis en plan Alfredo Landa

Texto publicado en PopMadrid el 8 de mayo de 2009

Ayer me pasé por la tarde a ver «Control», el biopic de Ian Curtis. Me gustó bastante la peli, tengo los discos de Joy Division, pero nunca me había preocupado de seguir la pista de la vida de Ian Curtis. Sabía que tenía una esposa que luego escribió libros sobre él (libro que siempre he tenido en mi lista), y que se colgó en la cocina de su casa (lo sé, claro, por la canción de Los Planetas), y poco más.

Mitifi cado como todos los muertos del rocanrol, en su caso, al menos, tiene una soberbia colección de canciones de la que presumir. Porque su vida, según la película, no lo es tanto, un chico normal, enfermo, imitador de Leonardo Dantés en sus bailes, que descolla en la caspa punk por su voz, sus alucinadas y depresivas letras, y sobre todo por su perfecta conjunción con el resto del grupo, creando un sonido inolvidable (las reconstrucciones de las actuaciones del grupo, con los actores tocando en directo, me parecen soberbias).

La película, escrita por su viuda, para no caer en suciedades, que las habría, se centra en sus dudas amorosas, y ahí la película se convierte en una película más del landismo, donde el becerro español -en este caso inglés- sale al extranjero, queda deslumbrado por la belleza y ligereza de una francesa (siempre la tentación es francesa, y siempre es mentira, porque siempre es belga, como Tintin o Brel), se enamorisca, y al fi nal siempre vuelve al pueblo donde la espera su choni con los rulos puestos. La historia de siempre. Luego, las dudas, el arrepentimiento, las pastillas, el miedo a la gira americana, y lo que ya sabemos.

Todo por no tener la lucidez de Bambino, mil veces más punk que todos los granudos del Hate y del No Future, que sabía muy bien qué hacer y lo cantó a grito pelado en Corazón loco:

Aquí va mi explicación,
a mí me llaman sin razón, corazón loco,
una es el amor sagrado,
compañera de mi vida,
esposa y madre a la vez,
y la otra es el amor prohibido,
complemento de mi alma,
y a quien no renunciaré,
y ahora ya puedes saber,
cómo se pueden querer,
dos mujeres a la vez, y no estar loco.

La buena vida: Un concierto sin Irantzu

Texto publicado en PopMadrid el 6 de mayo de 2009

¿Cómo iba a funcionar La buena vida en directo sin Irantzu? ¿Saldría Javier de su aislacionismo para que todas las miradas no se centraran exclusivamente en el esforzado de Mikel? ¿Unas coristas, quizá? Realmente poco importaba.

Ayer me pasé por el Teatro Maravillas -sala que me gusta bastante, aunque desde que se fue Coralie Clément hasta que empezaron los donostiarras nos dejaron a oscuras veinte minutos, no pude leer mi libro de Carrere, y casi me duermo- para ver a La buena vida presentando las canciones de su single «Viaje por países pequeños». Y no me defraudaron, como era previsible.

Con la sala mediollena, La buena vida repasaron de un tirón un par de docenas de los cientos de miles de clásicos que tienen, Ayer te vi, Ventura, Tormenta en la mañana de la vida, etc., y nos dejaron para los bises los tres temas de su nuevo disco, con la coda -con la gente ya saliendo por las puertas- de la maravillosa Los planetas.

Ni más simpáticos ni mejores músicos de lo habitual, La buena vida tienen un extraño magnetismo en directo, que hace de sus conciertos algo siempre recomendable y agradable de ver. Eso sin contar el monumental repertorio que poseen.

Por su parte, Coralie Clément, a quien no conocía, me pareció más divertida y sin tanta pose como casi todas sus compatriotas, con un repertorio bastante variado, del que solamente sobraron un par de inevitables manonegrismos, algo en lo que, por otro lado, siempre cae cualquier músico del otro lado de los Pirineos.