Archivo de la categoría: Jot Down

Mitologías inventadas (I): Moleskine

Texto publicado en Jot Down en septiembre de 2011

“Lo tengo apuntado en mi Moleskine” es la típica frase que me repatea, te la suele decir gente que piensa que esos cuadernos tienen un halo de mítica que hace que lo que se apunta en ellos interese más que si lo han hecho en unos ya amarillentos folios del Pryca (ahora Carrefour). ¿Desde cuándo el continente (ahora Carrefour) tiene que ver en la calidad del contenido? ¿Por qué no pueden decir “lo tengo apuntado en mi libreta”?

Moleskine mantiene ese pedigrí repelente de superioridad que también tenía el iPhone antes de pasar de ser el sueño de toda cajera de supermercado a ser un teléfono para cajeras y canis. Lo que no cambia es que tanto aquellos early adopters que ahora babean con su iPad como los canis à la Neymar siguen diciendo “mi iPhone” en lugar de “mi teléfono”.

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Las armas y las letras

Texto publicado en Jot Down en jujio de 2011

Siempre pensé que nadie de mi familia había luchado en la Guerra Civil; hasta que una vez, yendo a ver el Puente de la Culebra con mi padre, viendo unos restos de unas posiciones nacionales que hay por allí, me dijo que una vez en los sesenta había estado en esa zona de la Casa de Campo con mi tío abuelo Pepe, y que emocionado le había enseñado las trincheras donde había estado un tiempo peleando. Así que no tengo mucho trauma sobre nuestra guerra; mi familia la pasó tranquila en Galicia y Portugal. Tampoco sé que haya habido monjas, curas o militares. Somos una familia rara. Así que me atrae la Guerra Civil por la fascinación de las guerras, como al Gervasio de Madera de héroe se me pone el pelo como a Limahl al oír una marcha militar.

Las armas y las letras es el mejor libro sobre la Guerra Civil que he leído, y también el mejor manual de literatura española. Se me escapó aquella primera edición de 1994, pero esta la he agarrado bien. Si el Diccionario de las vanguardias en España es el bombardeo de neutrones primigenio que me hizo girar la cabeza hacia mil artistas olvidados, el libro de Andrés Trapiello ordena todos esos neutrones en una narración por entregas, en la que la habilidad del autor es tal que por muy repulsivos que sean los actos cometidos por falangistas en Salamanca, artistas en Valencia, exiliados en París o extranjeros en Madrid, lo primero que haces al acabar cada capítulo es ir a Iberlibro a buscar los casi siempre desaparecidos libros de los protagonistas.

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El retorno del piernoteo

Texto publicado en Jot Down en junio de 2011

A pesar de mi poco pelo no viví en primera persona aquellos años de salas de fiestas llenas de paisanos viendo las piernas a las vedettes, edad de oro del “landismo” y del destape (dos términos gloriosos) —aunque ahora, cuarenta años después, descubramos gracias al mundo paralelo progre que los cabarés en realidad estaban vacíos y todo el mundo estaba o corriendo detrás de los grises, o era gris—. Hoy, por culpa de, no sé, la MTV, los 40 y demás caprabos mediáticos, el muslamen ha vuelto a nuestras vidas. ¡Larga vida a las pezoneras!

Ahora estos medios de comunicación le colocan la etiqueta de glamourosa o de diva a cualquier penca de extrarradio, ya sea una vedette-cantante como Rihanna, o una vedette-vedette como esa cosa llamada Dita Von Teese, que es al glamour lo que la Pajín a las buenas maneras y que para encubrir su verdadero trabajo, los loros de las revistas dicen a los españolitos que hace burlesque en vez usar su nombre en castellano, esto es, revista. Sí, Norma Duval o Lina Morgan hacían burlesque. Hemos vuelto a los setenta. Nada ha cambiado. Que digan que gallinas como Marta Sánchez Sarah-Jessica Parker tienen glamour es pecado mortal. Si Santa Carole Lombard levantara la cabeza…

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In memoriam: Ernesto Sábato

Texto publicado en Jot Down en mayo de 2011

El túnel es quizá el libro que más he regalado en mi vida. A muchos de los homenajeados les encantó y a alguna le horrorizó; me dijo que no le regalara cosas tan raras y se fue a vivir a Londres. Mi pasión por Sábato empezó hace veinte años cuando una amiga me lo regaló por mi cumpleaños; me encantó y ella se fue a vivir a Australia. Luego apareció Sobre héroes y tumbas por casa en una colección de literatura del siglo XX que compró mi padre. En esa misma colección venía también El túnel, edición que le di a mi amiga para que se la firmara el autor una vez que fue a un curso de verano de El Escorial. Luego rebusqué por todo Madrid Abaddón el exterminador e incluso me compré un número de Anthropos dedicado a Sábato pese a que, por supuesto, no entendí ni una línea de ninguno de los artículos.

No sé a qué personaje elegiría como mi favorito de sus tres novelas. Si a Castel, Alejandra, Martín, Nacho, Marcelo, Bruno, Georgina… O Fernando Vidal. Creo que Bruno sería el elegido, sí; siempre me gustó su inacción y me encanta cuando en una de las novelas –aunque tengo dos al lado del teclado, para mí las tres son como un todo y no quiero tener tiempo para buscar hoja a hoja la cita exacta- habla de su frustración al no poder escribir. Ni siquiera puede imaginarse escribiendo algo. Tampoco sé con qué escenas me quedaría.

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