Texto publicado en PopMadrid el 20 de octubre de 2008
Es uno de los discos de mi vida y ya tiene veintea años. Y me sigue gustando como el primer día. Conocí a La Granja por este disco, ”Soñando en tres colores”, y durante esos años finales de los ochenta y principios de losnoventa fue, sin duda, el disco que más oí. Luego vino su otra joya, ”Azul eléctrica emoción”, y la recuperación por mi parte de su primer disco, la compra del single ”Magia en tus ojos” para tener la versión de MC5, y del casete que regalaban en Boogie con una versión de los Beatles que no recuerdo ni cuál era, ya que se lo dejé a un idiota y ya no lo tengo, como también dejé y le robaron a un amigo el doble single de El Inquilino Comunista o el single de Por qué te vas de Jeanette que se me cayó del coche al abrir la puerta en una gasolinera de la Nacional VI. Y luego ”Deliciosamente amargo”, que ya no me gustó tanto, y el siguiente que no me compré y recuperé años después en compacto un sábado que me decidí a comprar todos los discos de La Granja en este formato, y conseguí todos en Bangladesh menos, claro, ”Soñando en tres colores”, tras recorrerme todas las tiendas que conozco de Madrid. Y los últimos discos donde de vez en cuando vuelven latigazos de una belleza que solamente ellos pueden lograr.
Creo que solamente Cuatro palmos y Lo bueno siempre acaba mal no son obras maestras en este disco, y quizá la cara B es la mejor cara B de la historia de la música. Lo tengo ahora mismo abierto delante del teclado y soy incapaz de decir qué canción es mi favorita y cuál he escuchado más, si Chap, chap, si Vitamina D, si ¿Por quién doblan las campanas? o si Qué cerca veo el final. Hoy me quedaría con Qué cerca veo el final.
La verdades que no sé en qué cojones se gasta mi dinero la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales teniendo este disco que ha cumplido veinte años para homenajear, ya que sabemos que los inútiles, incapaces e impresentables de Tres Cipreses no saben qué hacer con su catálogo.
Tampoco hemos tenido que esperar tanto tiempo para que el siglo XXI nos dé la primera obra maestra del arte, que, no podía ser de otra forma, es una serie de la televisión, único medio artístico con sangre en las venas, y de los pocos que se juega su dinero con cada cosa que hace.
Mate dio ayer en El Sol un concierto de los llamados íntimos, es decir, que no había casi público. Lo que fue una pena. Una pena porque el concierto de Mate me pareció muy bueno y, sobre todo, me sorprendió, me gustaron más las canciones que en el disco, y me gustó el sonido de la banda.
Siete canciones tiene este nuevo trabajo de Pupille, tres años después de ”Himnos Olímpicos” (BCore), y en estos tres años los tarraconenses siguen empeñados en ofrecer retazos de post-rock melodramático con un acabado cada vez más perfecto en lo abrupto de su propuesta.
Es algo que nunca llegará. Nunca habrá un ”Campeonato español de comedores de nudos esferificados de yogur con ficoide glaciale”, es imposible. Será nuestro último reducto, el único sitio donde veremos un perrito caliente o una magdalena. Allí acudiremos en procesión para poder respirar algo de olor a fritanga, allí y a loscocidos, paellas o roscones de Reyes gigantes que hacen las beatas en las fiestas de los pueblos, donde lloraremos al enseñar a nuestros nietos un langostino de la paella.
Lo bueno de todo grupo arty es que pueden editar cualquier cosa que se les ocurra, que siempre saldrán bien parados. Tras ”Animalitos” Hidrogenesse nos han regalado este 2008 otro disco, ”Bestiola”, hecho de retales, batidos y palimpsestos de otras canciones de su repertorio, en un alarde de posmodernismo, cogiendo una batería de una canción y poniéndosela a otra, acelerando otras, cambiando ritmos y melodías, haciendo un mejunje transversal del que no salen nada mal parados.
El otro día en 40 Latino, en la típica ronda por todos los canales de la tele buscando algo a lo que hincarle el diente, apareció el nuevo single de Nena Daconte, grupo del que no me desagradaban algunas de las canciones de su primer disco, pero que dejaba pasar a mi lado como a tantos otros. Pero esta nueva canción, Tenía tanto que darte, es adictiva. Toda esa meloda y entonación Los Planetas es irresistible, y mucho mejor que las últimas veinte canciones compuestas por los granadinos; el ritmo de la canción llevado por la guitarra es abrumador; la voz de la chica, juguetona, en la estela de la de la bellísima cantante de Niza, me gusta bastante; la chica, una especie de Joan Crawford en miniatura, también me gusta bastante; el estribillo es lo mejor para cantar por la calle cuando vuelves de la oficina paseando; la historia de la canción, de nuevo tan Planetas, me encanta; el vídeo es soberbio con su rollo inicial de Facto y su final con patinadoras, tan de moda, en un gimnasio; y el final de la canción, efectista como él solo, con los coros y los parapapá, es buenísimo.
Cacharreando un poco por los amigos de PopMadrid en MySpace encontré a Mata a tus Ídolos, un grupo de pop de Madrid formado en 2004, y que, que yo sepa no, tienen nada editado, solamente, según leo, alguna canción en uno de los recopilatorios «Aplasta tus gafas de pasta».
Tras el esperanzador inicio que supuso ”Canciones sobre traiciones y mentiras” vuelve ahora Xabel Vegas con ”El óxido”, nuevo disco en el que continúa el camino con más soltura y más aire en las canciones, y una instrumentación mucho más sólida, en donde el piano, cuando estira el cuello y se deja ver, destaca sobre los demás intrumentos.
Ya está un poco atrasada la noticia, ya que ha sido ya condenado a pagar una multa y liberado, pero me ha gustado mucho la actuación de algunos artistas españoles -de cuatro- ante la detención del músico cubano de punk Gorki Águila, líder del grupo Porno para Ricardo. Decir punk sobre el grupo es similar a lo que se deca en los ochenta sobre los Pegamoides, que en realidad eran pop. Porno para Ricardo son rock, a ratos velvetiano, nirvaniano, con tendencias cabezonas, humor-rock de los setenta tipo Desmadre 75 y la actitud de aquellas olvidadas lumbreras del rock radikal vasco.