Texto publicado en PopMadrid el 21 de enero de 2009
Tres años han tardado desde su fundación La La Love You en regalarnos su primer disco, este «Umm… Qué rico!», doce canciones que recorren los trilladísimos campos del punk-pop,
terreno en el que es muy difícil asomar la cabeza y ser visible para que los pájaros te vean y se lancen a por ti. La La Love You lo consiguen con brillantez en alguno de los temas de este su debut.
Uno va escuchando el disco desde el comienzo, esboza sonrisas en muchas de ellas -el humor es un rasgo común en casi todos los grupos que practican el punk-pop- y disfruta con algunos hallazgos en las letras y con algunos coros y melodías, pero cuando llega la octava canción, Miriam Díaz Aroca, todo el nivel del disco se ve afectado por esta chef-d’œuvre tan impactante, resulta que las otras canciones no eran tan buenas, porque sabe hacer joyas como esta. El uso de elementos de la cultura pop en las letras de las canciones es también inevitable en el punk-pop, donde casi siempre se recurre al cine de terror o a los tebeos -de esto no escapan ni maestros como Airbag-, por eso le alegra a uno la vida encontrarse, en vez de al ubicuo y plasta de Freddy Kruger, a Miriam Díaz Aroca o a Hombres G, como en la
ramoniana Cocodrilo «Intercambiar los cromos de los Hombres G, hacer aquello que quedó por hacer».
Letras de desamor, cobardía juvenil que desemboca en frustración, como en la gran Sabesquetequiero o en la humillante -para el protagonista- Palomitas para dos, que toma bastante de Airbag, o el bubblegum de Tu lista, que por el nombre uno liga con Ellos, pueblan todo el disco. Un disco en el que estupendos estribillos –Mariposas– se alternan con baladas acústico-cósmicas –Mi chica sideral-, que pudiendo llevarte hacia los geniales chapoteos surrealistas de Meteoro te acercan peligrosamente a El canto del loco vía Hombres G.
«Umm… Qué rico!», con sus faltas de ortografía hasta en el título, muestra a unos La La Love You efectivos y endebles -algo que en ciertos grupos es un elogio-, con una única canción inolvidable y otras once en donde se mezclan todos los palos del rock rápido, unas veces con acierto y otras no acertando en la diana, pero siempre entreteniendo, algo que con los truños infumables que nos amenazan todos los días, es un gran mérito.