Tarik y la Fábrica de Colores ”El hueso y la carne” (Mushroom Pillow, 07)

Texto publicado en PopMadrid el 2 de diciembre de 2007

Uno de los discos más esperados de año, ”El hueso y la carne”, no defraudará a los que, tras ”Sequentialee”, vieron en Álvaro Muñoz al gran compositor de pop que todos necesitaban. Diez canciones de un pop clásico e infalible, realizadas con un gusto exquisito, y llenas de guiños cultistas a la historia del rock, homenajes que no eliminan en absoluto el goce de las canciones por parte de los no iniciados, ya que la inmediatez de las canciones flota por encima de cualquier adorno.

Los clásicos llegan desde la primera canción, Tiene que pasar, con un ritmo muy rocanrolero y esa genial estrofa que dice la del pan con mermelada, la del abrigo de Zara, la que se queda dormida con mis películas favoritas, o la tercera, Tormenta esta noche, con un título y un estribillo tan de 091 que da gloria oírlo y, sobre todo, ganas de verlo en directo. Además de las dos canciones anteriores, sobresalen también Vuelta a los colores, que para Pigmy seguramente sea la canción del año, y Agosto, por ejemplo, que es la mejor canción de ”El hueso y la carne”, tan buena que parece de José María Granados, y con una letra preciosa. Solamente con estas cuatro canciones, quizá añadiendo la maravillosamente californiana Fontaine, Fontaine, ya da para decir que estamos ante una gran obra.

También sobrevuela por el disco el fantasma de Los Planetas, quizá a través del estudio donde se ha grabado el disco, El refugio antiaéreo, y la colaboración en el disco de varios miembros del grupo. Esta influencia se ve sobre todo en dos canciones, Anticipo, cantada alargando las sílabas al estilo de J, y en la séptima canción, Antes de la niebla, más reposada y ochentera, y una de las mejores canciones del disco. Quizá las guitarras sucias de las que hablaba la promo es aquí donde se vean más fácilmente.

En resumen, un disco mucho más compacto que el anterior, aunque igual de variado, que nos muestra a un compositor vibrante, capaz de meter en un mismo disco más de tres buenas canciones, algo que, tal y como está el panorama, es para subirlo a un pedestal y sacarlo en procesión por las calles de nuestro barrio.

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